_
_
_
_
Reportaje:

Tres Cruces y una boca

La línea 5 del metro abrirá una nueva estación junto al parque Eugenia de Montijo

La línea 5, la más extensa de la red metropolitana, estrenará su estación número 27 sin necesidad de ampliar ni un ápice sus 18,2 kilómetros de recorrido entre el suroeste y el noreste de la ciudad. La Consejería de Obras Públicas y Transportes ha accedido a construir una nueva parada, denominada Tres Cruces, entre las ya existentes de Aluche y Carabanchel distantes casi kilómetro y medio. Este añadido al plan de inversiones de la red cuenta con un presupuesto, ya aprobado en el Consejo de Gobierno Regional, de 1.240,8 millones de pesetas. La estación era una vieja demanda de los vecinos del barrio, sobre todo los de la colonia Parque Eugenia de Montijo y la mancomunidad de La Colmena, en el entorno de la calle de Ocaña. "En realidad, ya nos la habían prometido cuando llegó aquí el metro, a mediados de los años sesenta, pero entonces nos venían con el cuento de que en este punto no había una densidad suficiente de población", rememora Gregorio Prieto, un veterano del movimiento vecinal en la zona. Los estudios apuntan ahora, en cambio, que la nueva parada puede contar con unos 20.000 usuarios potenciales.

Más información
¿Y San Bruno, qué?

Cuando el PP desembarcó en la Comunidad de Madrid (julio de 1995), el consejero del área, Luis Eduardo Cortés, se encontró con el proyecto técnico de Tres Cruces ya elaborado. Lo había encargado nueve meses antes su antecesor en el cargo, el socialista Julián Revenga, por 16 millones de pesetas. El documento revelaba que la estación de Eugenia de Montijo, su denominación original, reportaría al vecindario un ahorro próximo a las 600 horas al día.

De sentido común

Cortés ha acabado por asumir las peticiones del ciudadano. "La distancia media entre las estaciones de metro de Madrid ronda los 600 metros. Entre Aluche y Carabanchel hay un kilómetro y medio. Aprobar esta nueva parada era una cues tión de sentido común y de interés general", enfatiza. Hace menos de un año, empero, su opinión no parecía tan rotunda. "No es un proyecto prioritario. La persona que esté más lejos sólo tiene que recorrer 750 metros", declaraba el pasado 4 de mayo en Abc. Esas palabras suscitaron una carta de protesta entre los vecinos de la calle de Ocaña, avalada por 472 firmas. "No eran muchas", admite Prieto, "pero ya se sabe que la gente siempre se muestra reacia a firmar". El nuevo acceso se va a situar en la confluencia del Camino de los Ingenieros con la calle de Nuestra Señora de la Luz, a muy pocos metros de la entrada del instituto de bachillerato Iturralde. El director de este centro, Carlos Pérez, vaticina que la estación apenas contará con usuarios entre los 900 alumnos. "Casi todos viven por la zona y vienen andando", relata. En cambio, la parada de Tres Cruces constituirá una espléndida noticia para los alumnos de la Universidad de Educación a Distancia (UNED) que asisten por las tardes al Iturralde para despachar con sus tutores. "Los matriculados de la UNED son cerca de 2.000, pero, pasados los primeros meses de curso, vienen muchísimos menos", concreta Pérez.

Luis Eduardo Cortés no se muestra tan preocupado por el número de usuarios de la futura boca como por lo que supone de mejora en la calidad del servicio. "Al final, los viajeros que bajan al metro aumentan a medida que la red llega a más sitios y resulta más cómoda". En este sentido, la línea 5 deja aún bastante que desear, puesto que por ella circulan los convoyes de la generación de 1964, unos vehículos incómodos y extraordinariamente ruidosos. "Tenemos lo que tenemos, y no somos los más ricos del mundo", refuta el ministro regional. Y abunda: "Estamos haciendo un esfuerzo inversor inmenso. Esta ampliación de la red ronda los 200.000 millones de pesetas. Claro que faltan cosas por mejorar, pero nadie que actúe honestamente nos lo puede criticar".

Los futuros usuarios de Tres Cruces se felicitan, sobre todo, de no tener que callejear de noche por el barrio. La estación de Carabanchel tampoco queda tan lejos, la verdad, pero el camino "es, a partir de la noche, el paraíso de la droga, la prostitución y los carteristas", enfatiza Florencio Chico, presidente de una asociación vecinal de la zona, la de Puerto Chico. Por evitarse tan peligroso paseo, muchos vecinos prefieren esperar junto a la boca de Carabanchel al autobús 17 de la EMT, pese a que su frecuencia de paso bordea a esas horas los 30 minutos.

"Por el Camino de los Ingenieros sólo se puede pasear si los centinelas del cuartel de Sanidad [junto al hospital Gómez Ulla] están en la calle", acaba Ropero. "Cuando se recogen, a las diez", le secunda un paisano, "esto se convierte en el Bronx ése de las películas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_