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BALONMANO: FINAL DE LA COPA DE EUROPA

Una cuestión de fidefidad

Desde que llegó al banquillo del Barcelona, Valero Rivera ha estado obsesionado con los récords:. Siempre quiso crear un equipo que alcanzara metas a las que otros no hubieran llegado. Ganó cinco Ligas consecutivas entre 1988 y 1992, el Barça fue el primer equipo español que conquistó la Copa de Europa, cerró un par de títulos ligueros sin haber perdido ni un solo encuentro, convirtió el Palau Blaugrana en un baluarte inexpugnable y ganó la friolera de 48 títulos en 14 años. Sin embargo, ayer concretó su objetivo más valioso, que marca un hito en el continente y convierte al Barça en un equipo único: ganar tres copas de Europa consecutivas. ¿Qué le queda por conseguir a este Barça?, ¿cómo logrará a partir de ahora Valero motivar a sus jugadores? Eso es simplemente una cuestión de fidelidad a sí mismos, a su entrenador y al club que les paga religiosamente. De no ser así, hace mucho tiempo que el grupo se hubiera roto o se hubiera atascado en discusiones internas. Cuando Rivera cogió el timón del Barça, marcó unas coordenadas a las que siempre se ha mantenido fiel. Quería fichar a los mejores jugadores del mundo, pero no a cualquier precio: antepuso la condición humana a la técnica y mantuvo la premisa indispensable del amor al club por encima del dinero. "La puerta de entrada es muy estrecha, la de salida muy ancha" ha sido siempre su santo y seña.

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Valero no es un entrenador cómodo. Al contrario. Algunos de los jugadores que componen la, actual plantilla han confesado en privado que en ocasiones incluso se han sentido maltratados cuando les ha caído alguna bronca. Sin embargo, todos saben que pueden contar con él. Lo ha demostrado. Desde que llegó al banquillo, ha mantenido todo el tiempo que ha podido a los bloques básicos de sus distintos equipos. Y ha logrado de esta forma que jugaran de memoria. Sólo los ha ido renovando cuando ha sido indispensable. Con él se eternizaron jugadores como Eugenio Serrano, Joan Sagalés, Juanón de la Puente, Lorenzo Rico, Veselin Vujovie, Toni Argudo..., de la misma forma que tienen continuidad Enric Masip; el capitán, Mateo Garralda -ya con contratos de por vida-; Andréi Chepkin; Thomas Svensson; David Barrufet; Fernando Barbeito; Xavi O'Callaghan, e lhaki Urdangarín, renovado hasta el año 2000 hace unos meses. La fidelidad de Valero queda aún más patente en su entorno más cercano. Su segundo entrenador ha sido siempre Toni Rubiella. Y Joan Marín ha sido intocable como delegado del equipo desde que le rescató del almacén de material donde trabajaba con el inolvidable Pepe Vilá. Junto a él han estado también el doctor Gutiérrez y el preparador físico Paco Seirul.lo.

Valero ha depositado su confianza en el grupo con el que ha trabajado. Y el grupo le ha respondido siempre con triunfos. La motivación ha surgido de la fidelidad que ambos se han demostrado, de la amistad que eso ha generado en la plantilla, fomentada por la entrega incuestionable de hombres como Masip, Garralda, Svensson y Cavar; los toques de humor de Ortega; la seriedad de Barbeito; la filosofía de O'Callaghan; la personalidad de Barrufet, y la controversia de Urdangarín, a quien el grupo acepta sin tapujos tanto por su aportación al equipo como por lo que su presencia supone para el desarrollo del balonmano español.

Ahí ha estado la base de la motivación que ha llevado a este equipo a conseguir 48 títulos en los últimos 14 años, incluidas tres copas de Europa consecutivas, algo que nadie había logrado. Y a pesar de ello, es capaz de seguir compitiendo al mismo nivel y con la misma entrega cuando gana por uno que cuando se impone por 15, cuando la Liga ya está decidida que cuando se juega la Copa de Europa. Eso es lo que lo hace grande y lo que puede llevarle al próximo objetivo: superar las cinco coronas europeas que posee el Gummersbach.

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