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FÚTBOL 35ª JORNADA DE LIGA

El 'derby', castigado de cara al marcador

Figo marcó para el Barca y Sergio empató para el Espanyol

Robert Álvarez

El marcador fue la satisfacción compartida de un derby que llegó a destiempo, con el Barca ya campeón y el Espanyol en tierra de nadie. El conformismo por el resultado se puede entender por la coyuntura atípica que atraviesan ambos equipos, pero la hora y media que costó elevarlo a definitivo resultó un castigo que los jugadores interpretaron con una pulcritud muy profesional que no enmascaró la falta de pasión y de un juego que elevara un tanto las ya de por sí escasas expectativas. Van Gaal se salió con la suya una vez más. Echó mano de toda la artillería a su disposición, con el equipo de gala, y de un planteamiento lo más serio -es decir, precavido- de su repertorio. Camacho también le dio al partido el tono que tanto le gusta. Recurrió a los canteranos Soldevilla y Sergio para paliar las bajas de Cobos y Brnovic e improvisar con Pacheta y Galca su eje defensivo y sus pivotes en el centro del campo.

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El Espanyol llevó Fieramente la iniciativa en la primera media hora. Marcó el Barça. Bajó el ritmo el Espanyol, como siempre muy desconfiado de su poder de respuesta cuando encaja un tanto. Pero empató recién iniciado el segundo periodo y a partir de ese momento Van Gaal y Camacho plegaron velas.

El Barça cerebral e implacable negoció un derby que le vino a contrapelo, recién estrenado su título, pero que le postula para el doblete, en la final de Copa del próximo miércoles. Van Gaal, tras la resaca de las celebraciones y de tres días de fiesta, se pasó el jueves trabajando hasta la medianoche. Ayer debió de sentirse recompensado. No brilló el Barça, pero imitó la jornada laboral de su entrenador. Tuvo que defenderse de las embestidas del Espanyol, replegarse a toque de corneta y amontonar todos sus efectivos, Figo y Rivado incluidos, junto a Hesp.

La presión del Espanyol, siempre con tres jugadores en movimiento acosando al jugador azulgrana que trataba de iniciar el despliegue, fue tremenda en la primera media hora. A excepción de las parejas que Cristóbal y Pacheta formaron con Rivaldo y Anderson, y más por la escasa movilidad de los azulgrana que por otra cosa, el Espanyol se remitió a su disposición en zona para ganar metros y robar balones.

Hesp se transformó en un pulpo que escupió un disparo de Arteaga, un cabezazo de Esnáider y un empalme de Benítez en el primer cuarto de hora. El Barça empezó a responder entonces. No consiguió trenzar a gusto su juego. Pero vio por fin espacios y explotó la movilidad de Figo. El portugués fue la mejor arma del Barça. Suyo fue el primer aviso a Toni, y tras un par de intentos de Rivaldo y Luis Enrique, mientras Esnáider y Pralija culminaban sin éxito las acometidas del Espanyol, suyo fue el tanto que cambió el partido.

Todo cambió a partir del alarde de calidad técnica y efectividad en la combinación entre Anderson, Luis Enrique y Figo que culminó el portugués con un tiro cruzado y milimétricamente ajustado al palo derecho de Toni. El Barça fue otro. La presión del Espanyol, ya fuera porque se desfondó o por la desmoralización que supuso el gol en contra, desapareció como si se hubiera pinchado un globo. El perfil del Barça se volvió más amenazador. Y hasta Van Gaal se replanteó la situación. Empezó a pensar en el Mallorca y en la Copa. Dejó a Rivaldo en la caseta y poco después dio descanso a Figo y Giovanni. Ciric, Óscar y Roger les relevaron. Poco pudieron hacer. El yugoslavo cabeceó un balón que puso en aprietos a Toni. Pero el Espanyol, después de un malentendido defensivo entre Bogarde y Reiziger, consiguió el empate con un trallazo de Sergio que premia los buenos detalles que dejó el canterano del Espanyol.

A partir de ahí y pese a que Camacho también refrescó con cambios a su equipo, el partido quedó reducido a la mínima expresión, limitado a la brega y descerebrado. El empate sedó a los jugadores y castigó al derby de cara al marcador. El empate dejaba el honor del Espanyol a salvo y permitió al Barça vadear el río del derby entre tItulo de Liga y final de Copa.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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