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Cuando el plátano ataca

Carmen Morán Breña

Que uno estornude cuando llegue la primavera no significa que sea alérgico. Pero si el estornudo es más de uno y se acompaña de crisis asmáticas, picor de ojos y/o nariz taponada, vaya usted a un alergólogo. Más que nada, porque si va a un otorrinolaringólogo a un neumólogo o a un oftalmólogo, puede que combatan el problema sólo en sus síntomas pero no en la raíz, aunque esto parezca una anuncio de champú. Ése es el primer mensaje que lanzaron ayer los especialistas cobijados bajo una carpa blanca del sol de justicia que caía en la Plaza de San Francisco (Sevilla). En esta improvisada tienda de campaña se pretendía informar a todos los alérgicos, que cada día hay más, por cierto, de que el especialista es el alergólogo y a él hay que acudir. Y el otro mensaje es que sigue en marcha el teléfono de información -970 711 711- para aquéllos a los que la primavera les afecta más que el sol a los vampiros. Valga la comparación porque en estas fechas a los alérgicos agudos más les valía meterse en casa de día y salir sólo por la noche que es cuando, según explicó ayer el doctor Pedro Guardia, el riesgo de ataques primaverales disminuye. Guardia, que trabaja en el Hospital Virgen Macarena y es miembro de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica, se queja de los pocos especialistas en alergia que hay en la sanidad pública, porque, aunque no en todas, en algunas provincias hay listas de espera. "En Sevilla no hay, en tres semanas atendemos al paciente". Al alérgico que pasea por Sevilla le puede haber atacado un plátano, es decir, que si se pasea por una calle donde la ornamentación vegetal es abundante en este árbol, el riesgo aumenta. No pasa lo mismo con los naranjos que, a los alérgicos, como al resto de la gente, les dan sobre todo sombra.Así pues, una de las recomendaciones a la hora de combatir las alergias es la prevención, que habrá de empezar por la vegetación ornamental, que en las ciudades se vuelve más agresiva porque las plantas alteran su comportamiento ante la contaminación urbana. El doctor Guardia se lamenta porque en una ciudad como Huelva, en la que los índices de contaminación son altos, sólo haya un alergólogo en la red pública. La Organización Mundial de la Salud recomienda la existencia de un especialista por cada 50.000 habitantes y en España, por cada 50.000 personas sólo tocamos a un trocito de alergólogo, 0,2 especialistas. "En Andalucía es aún menor", dice el doctor Guardia, "y eso que España es un país puntero en la investigación sobre alergias". Los alergólogos son optimistas por los últimos avances. Han conseguido saber cuál es la causa del problema, paso fundamental para atajarlo. Al parecer, el anticuerpo que denominan IGE defendía al organismo, desde antiguo, de los distintos parásitos, pero al elevarse el nivel de vida, el cuerpo humano sufre menos afecciones y es por eso que la IGE se dedica a defenderse "de una forma exagerada", de los pequeños pólenes que antaño eran inofensivos. El doctor Guardia resume la moderna afición de la IGE de una forma muy sencilla: "Matar moscas a cañonazos". Sea por lo que sea, lo cierto es que cada día hay más alérgicos. Araceli Morelló tiene 23 años y comenzó con molestias primaverales hace tres años pero no acaba de hacerse las pruebas por dejadez, dice. Lourdes Borrego es más previsora y cuando llega la primavera se arma de inhalador, pastillas, colirio y además ayer visitó la caseta de la alergia. "Vengo por ver -estornuda- si hay alguna novedad".

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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