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Entrevista:

"-Me encanta la competítividad entre Madrid y Barcelona"

Tomó conciencia de que "la poesía es un arma cargada de futuro" (lo escribió Celaya) cuando surgió la nova cacó. Eran los primeros años sesenta, y Xavier Ribalta (Tárrega, 1943) ya cantaba en restaurantes y garitos de Barcelona. Poco después llegaría el primero de los 18 discos que ha grabado en su carrera profesional, una carrera que comenzó cuando este cantautor, que además es ingeniero industrial, era un niño que un buen día se fabricó una guitarra con una caja de turrón y cuerda. Ribalta, que ha cantado a los poetas catalanes más significativos, regresa mañana a un escenario madrileño para presentar su nuevo disco, Cantos íntimos. No toca en Madrid desde 1986.Pregunta. ¿Por qué tanto tiempo sin actuar aquí?

Respuesta. En Madrid no se han dado las circunstancias para celebrar un concierto. Nosotros [Paco Ibáñez y él] somos un poco atípicos, no seguimos ninguna moda.

P. ¿Qué circunstancias han hecho que actúe ahora?

R. Quizá la tenacidad, la constancia. Uno continúa.

P. ¿Le hace ilusión regresar a un escenario madrileño?

R. Mucha. Tengo grandes recuerdos de una época llena de ilusión y fuerza: los concier tos en los colegios mayores, cómo se llenaban los paraninfos. Había mucha calidez, un clamor, la gente de pie.

P. ¿No le asusta que eso haya cambiado?

R. Para nosotros ha cambiado, pero a mejor. Los que siguen creyendo en la solidaridad, en la utopía, en el amor, creen en la canción.

P. Habla siempre refiriéndose a Paco Ibáñez.

R. Tanto monta, monta tanto... Él ha musicado poetas castellanos y yo catalanes. En este concierto estará en el escenario conmigo.

P. ¿En qué ha cambiado en estos 12 años?

R. He aprendido a decir no, a no tener ninguna prisa. Hay más exigencias, rigor y trabajo en mis canciones.

P. ¿Qué opina sobre la nueva moda de los cantautores?

R. Los sesenta fueron una época de oro. Estos jóvenes de hoy tienen que hacer un largo camino. Les faltan un par de vendimias. No les vendría mal hacerse un callo en los dedos y ver la realidad. El juez es el tiempo, les pondrá en su lugar.

P. ¿Su opinión sobre ellos?

R. En Madrid hay espacios con calor e interés, maravillosos para los juglares. Pero también hay cantamañanas.

P. ¿Siempre optó por poner música a la poesía?

R. Al principio escribía. Me di cuenta de que hacía panfletos maravillosos, pero, a la larga, se los llevaba el viento. Ahora escribo en secreto.

P. ¿Por qué pasa temporadas en Madrid?

R. Cuando llego aquí me escondo, me aíslo para trabajar. Me encanta Madrid y me gusta la competitividad entre Madrid y Barcelona. Es la sal de la vida.

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