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La Banda de la María coge el tren

La estación de Chamartín inauguró ayer un ciclo de musical para los que esperan

Si no fuera por como fue el final de la actuación al mediodía de ayer en la estación de Chamartín del grupo sevillano La Banda de la María, esta crónica bien podía haberse titulado algo como así como El Blues o El Boogié de la Estación. A pesar de haberlo prometido después de numerosas peticiones del público, la banda hizo mutis sin conceder ni un sólo pasodoble, un género que no paró de ser solicitado a lo largo de su actuación. Este detalle ensombreció el inicio de un programa de actividades con las que las tiendas del vestíbulo de la Estación quieren atraer al público madrileño en general y no sólo al que se ve obligado a viajar en tren. La Banda de la María se presentaba como un grupo polivalente capaz de recuperar el viejo espíritu de, la viejas bandas de pueblo. Cada uno de sus ocho componentes debía pensar en un pueblo próximo a Nueva Orleans, o algo parecido, más que en uno español. Cuatro hombres y una mujer a los vientos y tres percusionistas demostraron que lo suyo es mucho más que una banda de animación. De hecho, no era tal. Lo dijo su director al empezar cuando desgranó las primeras notas de su saxo: "Somos La Banda de la María y venimos de Sevilla, no sabemos qué música pega aquí". Abordaron un repertorio buenísimo pero muy mal elegido: la gente pasaba por delante de ellos con sus carritos llenos de maletas con absoluta indiferencia.

Se supone que a mediodía de un domingo uno está en la Estación esperando a su tren, algún familiar que venga o ha ido a despedir a alguien. A pesar de que sí, de que la estación ya no es lo que era y en su inmenso vestíbulo lo mismo se pueden comprar repuestos para el coche, que revelar unas fotos, adquirir una joya, la última novela de moda, cambiar moneda o degustar una pizza, sigue siendo el grueso de los que la transitan viajeros de paso que sólo quieren matar la espera sin comeduras de coco.

Al catalán Jordi ("mis amigos de Madríd me llaman Coque"), no obstante, la actuación le parecía una delicia. Esperaba el talgo a Barcelona de las dos de la tarde pero con La Banda de la María amortiguaba la pena de no haber estado el día anterior celebrando en su ciudad el triunfo de su equipo en la liga. El jazz, el dixie, el boogie y el charleston o el blues de los actuantes estaba detrás, como de fondo y casi interrumpiendo la lectura de los cambios de vías y andenes de los trenes próximos a salir. Cada tercer domingo de mes, la estación organizar un sarao así. Al grupo sevillano le ha tocado romper el hielo este año pero se espera que con las actuaciones venideras (Académica Palanca, Blues Thorpes ... ) se consiga conectar con la gente de paso.

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