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SEGUNDA DIVISIÓN

El Sevilla cava su propia tumba

El Sevilla firmó su sentencia de muerte y se mostró abatido y triste, con tan pocas ganas de vivir que empezó a cavar su propia tumba. Lo hizo de la manera más patética, ante el Levante, un equipo hundido moralmente, que contabilizaba seis partidos sin ganar, naufraga en la Segunda División B y llegó al Sánchez Pizjuán salpicado por una crisis de disciplina que llevó a su Consejo de Administración a expedientar a ocho de sus jugadores acusados de trasnochadores.El entrenador Pepe Balaguer creyó que antes de ahogarse definitivamente podía llevar a puerto seguro a algún que otro sobreviviente y decidió probar con jugadores nuevos, como Poveda, ascendido de Regional Preferente a la categoría de Plata. Eran buenas intenciones, pero fue más allá. Le entregó una bocanada de aire a su equipo y de paso terminó convirtiéndose en un ciclón que se llevó por delante cualquier ilusión del Sevilla. Lo goleó. Lo humilló ante una afición sufrida, que ayer, por primera vez en mucho tiempo, decidió dejó el masoquismo a un lado y optó por marcharse del estadio.

Así empezó el partido. Dos jugadas de MoInar en los albores del juego alumbraban la goleada. Sin embargo, los fallos del danés resultaron una arma de doble filo. Los levantinos se hicieron un razonamiento sencillo: sí ellos no quieren hacer los goles ¿por qué no los hacemos nosotros? Basto decir: ¡vamos! y llegó el primero.

El Levante pensó que un segundo no estaba mal. Para el tercero y el cuarto ya ni siquiera tuvo necesidad de hacer un esfuerzo porque el Sevilla se los regaló.

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