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PARTIDOS DE PREPARACIÓN PARA EL MUNDIAL 98

Ronaldo resuelve un duelo plomizo

Brasil y Alemania decepcionan en su amistoso de Sttutgart

Solo apareció una vez. Pero bastó.Ronaldo no hizo otra cosa que revolver el partido, simplemente eso. Dos minutos faltaban para el final, desplegó toda su potencia, dejó clavado a su marcador, engañó a Koepke y le batió: 1-2. Brasil ganó a Alemania, pero no la superó. El duelo más esperado decepcionó.El juego de Brasil no se correspondió con la luminosidad de su alineación. A Romario no se le vio; a Rivaldo, tampoco; a Ronaldo, sólo en la jugada final... Alemania realizó bien eso, anular a Brasil y sus estrellas, llevar el partido a su terreno, enseñar su acento competitivo de siempre. Pero apenas hizo ruido en facetas constructivas. La expectación no quedó justificada por ningún lado.

La primera parte caminó por donde quisieron los alemanes. Y toda la vistosidad que prometía la cita se fue al garete. Mandó el músculo germano, su agresividad defensiva, su fútbol industrioso. Brasil se vio sin balón y no encontró manera de meterse en el partido. Con todo, tampoco sufrió por atrás. Los alemanes arañaron alguna que otra ocasión, pero casi todas fueron resueltas de forma espantosa.

Lo extraño fue que sin llegar, sin tocar, sin dibujar talento, Brasil marcó un gol. Se encontró con un córner absurdo, en una cesión de un defensa alemán desde el centro del campo, y eso le bastó: Cafú centró y Sampaio, aguantando bien la posición y agarrando un cabezazo potente, marcó.

Pero ni el gol, ni siquiera la posterior expulsión de Köhler, modificó el perfil del duelo, que siguió muy en alemán. El juego fue soso, muy trabado, lleno de faltas y dureza -contestada enérgicamente a base de tarjetas por el colegiado inglés Elleray- Brasil se asomó en la segunda parte.

El despliegue alemán perdió fuerza y los suramericanos aprovecharon ese cansancio para, coger la pelota y moverla de un lado a otro del campo. Poca cosa, porque jugaban al paso, a un ritmo desesperantemente lento, sin veneno, dejando correr los minutos.

Alemania reapareció cuando se igualaron las fuerzas, tras la expulsión de Dunga.

Brasil siguió en su intento de dormir el balón, pero el mayor empuje germano tuvo premio: Kirsten, por las bravas, anotó el empate.

Y cuando todo estaba concluido, apareció Ronaldo, enseñó toda su potencia y resolvió

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