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La derecha francesa estalla tras la rebelión de los 'barones' locales apoyados por Le Pen

Roto el dique republicano establecido en torno al Frente Nacional (FN), las aguas desatadas por los escandalosos pactos de la derecha democrática con el partido de Jean-Marie Le Pen han arrasado ya a la Unión para la Democracia Francesa (UDF), el segundo partido de la oposición, y amenazan seriamente la estabilidad de la Unión por la República (RPR), el partido gaullista. Mientras, Le Pen ya ha comenzado a pasar factura por su apoyo y ayer exigió a los partidos de la derecha que aporten sus votos para que él se haga con la presidencia de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA).La UDF ofrece en estas horas la imagen de una fuerza desmembrada, campo de batalla entre partidarios y detractores de la alianza con la extrema derecha, terreno arruinado de unas siglas vaciadas de esas referencias de «democracia avanzada», «liberalismo» y «modernidad» que pasaban por ser sus pretendidas señas de identidad. En el caso de la UDF, el desmoronamiento y la escisión interna parecen cosa hecha.

El alcance de esta ola de rebelión pretendidamente regionalista que minimiza las diferencias con un partido eminentemente racista, populista y autoritario está todavía por ver, pero no hay duda de que va a adentrarse profundamente en las estructuras de la derecha moderada y que va a alterar la vida política francesa. En esa perspectiva, no es aventurado pronosticar un aumento del nacionalismo retórico, y la multiplicación de las invocaciones al problema de la «inseguridad ciudadana», a la inmigración y teoría de la «preferencia nacional».

La segunda vuelta de las elecciones cantonales que se celebran hoy puede ilustrar el sentido de la reacción ciudadana, mostrar si el rechazo a esos pactos es capaz de movilizar a la izquierda abstencionista y al electorado de la derecha republicana, y comprobar hasta qué punto la brecha abierta el viernes genera una dinámica de emulación.

En contraste con una UDF en la que, a excepción de su presidente François Léotard, el resto de los altos dirigentes calla u otorga, caso de Alain Madelin, que ha felicitado a los consejeros regionales aliados con la extrema derecha, la dirección del RPR muestra una actitud de mayor firmeza.

Ayer, Philippe Séguin, presidente del RPR, la principal fuerza de la oposición, prohibió a los consejeros del partido gaullista que participen en los ejecutivos de las regiones Rhin-Alpes, Picardía, Languedoc-Rosellón, Centro y Borgoña, cuyas presidencias han sido conquistadas con los votos del FN. La delicada situación no permite evidentemente sancionar a todos aquellos consejeros del RPR que se prestaron al juego de votar al candidato que contaba con el consabido apoyo de la extrema derecha.

Aunque la fractura interna es hoy por hoy mucho menos visible, el RPR, un partido, sin duda, más estructurado, no está en absoluto a salvo de la marea colaboracionista que ha contagiado a parte de sus bases y de sus cargos electos. El ex secretario de Estado Jean de Boishue denunció ayer públicamente por «traición» al diputado de su partido Jean Marsaudon, al que acusa de haber pactado con el FN para que la retirada de la candidatura ultraderechista le asegure hoy la reelección a los Consejos Generales de cantón. Es sólo un caso de los múltiples que probablemente se suceden estos días. La expresión «hacer frente a la izquierda» y la incorporación del término del FN «social-comunistas» encuentra en determinados ambientes de la derecha moderada un eco considerable.

Voces de denuncia

Dentro de la derecha surgen voces, como el diputado Patrick Devedjian, (RPR), y el también diputado Bernard Bosson (UDF) que sin esperar al desenlace de estas batallas que se libran de manera soterrada en sus partidos denuncian abiertamente a los «pequeños barones que quieren guardar a toda costa sus prebendas» y previenen contra una reedición de la Francia de Vichy. Como avanzadilla de las movilizaciones que se anuncian, unas 1.200 personas se manifestaron en Bourges contra el nuevo presidente de la región Centro, Bernard Harang, y 1.200 hicieron lo propio en Lyon contra Charles Millon, el ex ministro de Defensa que también ha sido reelegido con los votos del FN. La izquierda y la derecha que se mantiene fiel al pacto republicano tratan de evitar que el pacto con el Frente se reproduzca el lunes en las votaciones para la elección de los presidentes de los Consejos Regionales de Île de France, PACA, Midi-Pyrénées y Alta Normandía.

El FN pidió ayer en un comunicado «la presidencia de la región PACA para su presidente, Jean- Marie Le Pen» porque en esa región, que rodea a Marsella, «está en cabeza la derecha», tanto en votos como en escaños. En consecuencia «en nombre de la justicia y la reciprocidad, el FN espera de los consejeros regionales RPR-UDF la misma actitud de disciplina ante los social-comunistas que el FN ha tenido en otras regiones con respecto a los candidatos del RPR y de la UDF».

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