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El presidente de Melilla cierra la Asamblea e impide la moción de censura del PP

El Partido Popular (PP) no logró ayer reunir el pleno de la Asamblea de Melilla para votar la moción de censura contra el presidente Enrique Palacios. Al cumplirse el plazo previsto en la ley para la votación, a las 10 horas del décimo día tras su presentación, el derrocado Ignacio Velázquez y los 12 diputados locales del PP se encontraron ante las puertas cerradas de la sede institucional y con la ausencia del secretario general de la ciudad autónoma, imprescindible para levantar acta del pleno.

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La mañana amaneció soleada en Melilla tras días de frío y lluvia. Grupos de curiosos se habían congregado ante el edificio modernista de la plaza de España, sede de la Asamblea o, como dicen los clásicos, del Ayuntamiento. Fuerzas de la Policía Local custodiaban el edificio, cerrado a cal y canto por orden del alcalde presidente, Enrique Palacios, para impedir la entrada de los diputados del PP, que pretendían constituirse en pleno y votar la llamada contramoción de censura, presentada pocos minutos después de la toma de posesión de Palacios y sin que hubiese todavía nuevo Gobierno.Tres vehículos de la Policía Nacional se habían situado también en la plaza de España en previsión de incidentes que no se produjeron. Otro buen número de ellos estaban en las cercanías. Los partidos habían desconvocado las manifestaciones y renunciaron a apoyar o condenar el intento de votar la nueva moción de censura, la tercera que vive Melilla en el decenio de los noventa. Todas ellas concluyeron en los tribunales de justicia porque los políticos locales trataron de impedirlas por las buenas o por las malas.

Ignacio Velázquez llegó con sus diputados y algunos seguidores al filo de las diez de la mañana y se presentó ante el jefe de la Policía Local para decirle: "Venimos por enésima vez a ver si podemos entrar y, si no, nos volvemos". La autoridad, policial por supuesto, comunicó a Velázquez las órdenes recibidas de no permitir la entrada de nadie en el Ayuntamiento.

La pregunta en aquel momento era: "¿Dónde está Ventura?". El secretario general de la ciudad, Ventura Rodríguez, era la figura clave en aquellos momentos. Su presencia era imprescindibe para constituir el pleno, que podría haber degenerado en cisma y dejado a Melilla con dos alcaldes.

No apareció el secretario general, a quien unos situaban en una céntrica cafetería y otros en el vecino casino militar. Al final, resultó que el secretario había sido convocado por Palacios para asesorarle en una reunión.

El PP había especulado en las vísperas con un dictamen del secretario general, que establecía la legalidad de la convocatoria del pleno para votar la moción de censura. En la interpretación de los populares, remitida a los me dios de prensa, se omitía la referencia que hacía el funcionario a que la convocatoria del pleno corresponde al presidente de la ciudad.

Palacios, basándose en el dictamen de dos catedráticos de derecho constitucional, rechazó la convocatoria y dejó abierto el camino para otra batalla ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), al que ahora tendrá que acudir el PP.

Tras constatar de forma palpable que ni había secretario general ni podían entrar al Ayuntamiento, Velázquez aprovechó la ocasión para estrechar las manos de los policías que hasta hace dos semanas obedecían sus órdenes y ahora le negaban la entrada al escenario de su gestión.

Después, ante la prensa, afirmó en tono solemne: "Contra la razón de la fuerza no han podido las razones de los votos". Y anunció que presentará ante el TSJA una demanda por considerar vulnerados sus derechos fundamentales y los de los diputados del PP. Fuentes del partido explicaron que no quieren presentar querella penal porque sería una vía más lenta que la administrativa y la bloquearía. También estudia el PP la posibilidad de acudir al Tribunal Constitucional.

Velázquez dejó claro que no presentarán demandas contra el secretario porque "no se trata de crear un enfrentamiento entre políticos y funcionarios".

Por su parte, el alcalde presidente Palacios celebró que la jornada transcurriese ayer sin Incidentes, lo que atribuyó a su orden de cierre del Ayuntamiento. También alabó a la población de Melilla "por hacer caso omiso a los llamamientos de un lado y otro". Añadió que ahora al PP le queda seguir el mismo camino emprendido por él en marzo de 1997, el día 1, cuando Velázquez le prohibió emitir el voto.

Palacios reiteró, eso sí, la oferta al PP para formar "un Gobierno de todos para Melilla". Y, sobre la posibilidad de que el PP insista y trate de convocar de nuevo al pleno para votar la moción de censura contra él, se limitó a comentar: "Circos se pueden montar los 365 días del año".

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