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Entrevista:

"En Madrid hay que reunirse, conversar más, debatir ideas"

Eloy Terrón nació en el pueblo leonés de Fabero en 1919, en el seno de una familia campesina. Aprendiz de herrero, mecánico y electricista en Minas del Bierzo, al estallar la guerra civil abandonó su pueblo, al que no volvió hasta diez años después de terminar la contienda. En sólo tres años completó sus estudios de bachillerato y en Oviedo y León inició la carrera de Filosofía y Letras. Con el ingeniero canario Cirilo Benítez, Eloy Terrón desarrolló en Madrid una amistad que le sería decisiva porque modificó ideológicamente sus puntos de vista. Adoptó una perspectiva filosófica marxista. Terrón formó y forma parte de la vida intelectual madrileña más plena: profesor de la Universidad de Madrid, adjunto a los catedráticos Santiago Montero y López Aranguren; miembro del grupo Espadaña, asesor en proyectos dirigidos por el biólogo Faustino Cordón, al que le une estrecha amistad. Fue presidente del Colegio de Licenciados y Doctores y del Club de Amigos de la Unesco. Autor de numerosos ensayos y de seis libros sobre filosofía de la ciencia y sociología, hoy presenta en el Ateneo, con sus amigos Emilio Lledó, Rafael Jerez y Manuel Ballesteros, su Cosmovisión y conciencia como creatividad, expresión de su potente personalidad de pensador.Pregunta. ¿Cómo han sido las clases intelectuales madrileñas?

Respuesta. El sector que suministraba más candidatos a intelectuales era la clase media; sus campos de batalla eran la universidad y el periodismo. Ortega y Gasset fue quizá su modelo, al igual que Ramón Menéndez Pidal.

P. ¿Y la aristocracia?

R. Tenía todo el poder. Controlaba el entorno real. Pero desdeñaba el pensamiento. No lo digo yo, lo decía José María Pemán, un escritor muy reaccionario, inteligente y buen conocedor de los aristócratas.

P. ¿Cómo fue la vida intelectual en Madrid bajo la dictadura?

R. Sorprende la identidad entre Primo de Rivera y Franco en su desprecio por los pensadores madrileños y en su deseo de aplastarlos.

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P. Tras la muerte de Franco, ¿qué sucedió en el panorama madrileño?

R. Ha habido una reorientación. Hasta entonces existió una preocupación compartida por mantener unas líneas de esclarecimiento de los problemas, pero hoy se ha fragmentado.

P. Tales cambios ¿han mejorado o han hecho retroceder el pensamiento?

R. Nadie puede a solas pensar con eficacia. Por ello, lo importante, es cerciorarse de que el pensamiento es un proceso social, ha de ser solidario, contrastarse con el de los otros. Sólo así avanza y se enriquece, para guiar nuestra acción racionalmente. En Madrid hay que reunirse más, conversar más, debatir ideas.

Presentación de Cosmovisión y conciencia como creatividad. Ateneo de Madrid (Prado, 21). 19.30.

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