El Compostela mereció ganar en Santander

Gabriel Leis no pudo brindar una victoria, como era su deseo, a su antecesor en el cargo Fernando Vázquez. Tuvo que conformarse con un empate. La verdad es que hizo méritos para ganar. El dibujo táctico del nuevo preparador del Compostela exhibió unos trazos más seguros y rotundos, menos vacilantes, que los de Marcos Alonso. Superó posicionalmente a su adversario, trabajó perfectamente la banda derecha merced al juego de Mauro, creó infinidad de opciones de gol que pasaron de largo porque el remate fue ayer la asignatura pendiente del renovado Compostela. ¿Qué hubiera pasado si juegan Penev, Ohen y Sion? Seguramente Gabriel Leis hubiera podido brindar el triunfo.

Otra nota positiva del partido fue la alternativa gallega, el canterano Changui, autor del gol del empate, que se fajó con éxito con la defensa cántabra y su debú puede considerarse prometedor.

La otra cara de la moneda se llama Marcos Alonso, cuestionado de forma reiterada por un público que no perdona y olvida pronto el esfuerzo realizado la última jornada ante el Barcelona, un líder de papel durante 70 minutos de asedio racinguista.

El talento creador permaneció ayer en paradero desconocido. Mejor dicho, sufre ya un secuestro que se prolonga demasiado. Iván de la Peña, espectador del partido, es la imagen que mejor simboliza ese aherrojamiento que sufre la imaginación a manos del llamado fútbol pragmático, productivo, estajonovista.