Alumnos en el Museo del Prado
Somos profesores del IES López Neyra de Córdoba. Recientemente hemos visitado o, por mejor decir, hemos intentado visitar el Museo del Prado con un grupo de alumnos de COU.El viaje fue largo, pero el objetivo valía la pena: comprobar en la pintura original lo estudiado, previamente, en los libros de texto. Pero no se pueden imaginar la decepcionante sorpresa de estos jóvenes cuando se acercaron a las puertas del museo: "No pueden permanecer en el interior más de una hora y cuarto". Y, oh maravillosa generosidad, el funcionario de turno nos concedió, por su cuenta y riesgo, un cuarto de hora más.
Yo pregunto a los responsables de la "educación y cultura" de este país: ¿no quieren ustedes que grupos organizados de estudiantes visiten el museo? Porque, si yo voy solo o con un grupo de amigos, tengo todo el tiempo del mundo para deambular por las distintas dependencias y admirar las obras de arte, sin más limitación horaria que la de apertura y cierre de la pinacoteca. Pero si me cuelgo en la solapa el distintivo de "guía autorizado" y me pongo al frente de un grupo de alumnos, mi tiempo máximo de permanencia es de una hora y cuarto. Esto fue, en resumen, lo ocurrido a los alumnos de mi centro y a los profesores que los acompañábamos. Era el 11 de febrero de 1998, casi en pleno siglo XXI. ¿Cree usted, señora ministra, que se pueden recorrer 400 kilómetros, gastarse un dinero y dedicar una jornada escolar completa para estar una hora y cuarto en el Museo del Prado?
No sé cuáles serán los acuerdos que los políticos pactarán sobre las humanidades. Pero lo que me parece indignante es que, a quienes, desde la periferia, llegamos a Madrid en viaje cultural, se nos pongan trabas para conocer a Velázquez o estudiar la pintura de Goya. Y que para más inri, organicen este desaguisado quienes debieran promover la difusión de la cultura entre todos los españoles.-
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