EL BAILE DE LA ÓPERA Y EL BAILE DE LAS VICTIMAS
En su lejana juventud, Johannes Moises fue campeón internacional de boogie-woogie. El jueves estaba en su elemento, bailando en los salones del Museo de Bellas Artes de Viena, que abrió sus puertas para los sin techo como Moises, que desde hace 18 años duerme en la calle. A modo de protesta, estudiantes y vagabundos festejaron la solidaridad con los pobres en el baile de las víctimas, mientras a 200 metros la actriz Raquel Welch y la madrastra de la difunta princesa Diana, lady Raine Spencer, afrontaron el acoso de los paparazzi en el baile de la ópera, la mayor ostentación del lujo mundano y tradicional de Viena. Ante los 7.000 presentes se exhibieron en los palcos el presidente Thomas Klestil, el jefe de Gobierno Viktor Klima, el líder ultraderechista Joerg Haider y el presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn. Aunque la élite vienesa desembolsa unos miles de dólares por esta velada, las estrellas no vienen si no cobran por la juerga. Un déficit que Richard Lugner, magnate de la construcción y candidato a la presidencia de Austria, resuelve pagando sabrosas sumas para poder compartir su palco con algún buen trofeo para la prensa. Así logró seducir esta vez a Raquel Welch, y en años pasados, a Harry Belafonte, Joan Collins, Ivana Trump, Sofía Loren, Grace Jones Y a Fergie, la duquesa de York. En visperas del baile corrieron rumores de que vendrían Richard Geere, Priscilla Presley e incluso Monica Lewinsky. Pero fueron sólo fantasmas que brillaron por su ausencia en la Opera de Viena-
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