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SEMIFINALES DE LA COPA DEL REY

El Barça de Van Gaal imita al 'Dream Team'

Los azulgrana, en un partido pletórico, golean al Zaragoza tras remontar un gol en el primer minuto

Àngels Piñol

Cinco goles y cuatro de ellos en 20 minutos. Rivaldo fue la estrella y Óscar el alma. Van Gaal dijo el martes que el Barça mejoraba y tenía razón. Los azulgrana jugaron ayer un partido pletórico, tan exultante que pareció una fotocopia del Dream Team. No se quedo atrás el Zaragoza: un equipo noble, que nunca renunció al ataque, que logró dos goles y pudo hacer más. Una semifinal histórica, muy copera, de aquellas que no deberían acabar. El Barça tiene la eliminatoria encarrilada, pero sigue abierta. Saben con certeza los dos equipos que quien llegue a la final será el pretendiente más serio para ser campeón.El partido acabó en un festival en la grada y en más de una reflexión en la libreta de Van Gaal. El holandés presenció la temporada pasada la remontada del 5-4 ante el Atlético de Madrid, también en la Copa, que acabó dando un giro copernicano a la marcha del equipo. Aquel día marcó un antes y un después, una nítida frontera en la vida del Barça de Robson. Ayer jugaron los futbolistas de siempre, sin Reiziger, Bogarde (con Holanda) ni Anderson (purgando su castigo en el banquillo). Los fichajes no estaban. Y encima jugaban los hermanos Óscar -fue el suyo un partidazo- y Roger García, Celades más Luis Enrique. Un equipo mucho mas próximo, mas pasional. Y, lo más importante, menos agarrotado. No perdonará, la grada que Van Gaal dé marcha, atrás.

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Todo empezó de forma muy distinta. Garitano, de un disparo sensacional, congeló el Camp Nou cuando no se llevaba ni un minuto de juego. El Barça se había impuesto no encajar un gol y recibía la primera bofetada a los 28 segundos de partido. Pero esta vez no hubo tragedia. Nadie imaginó una réplica tan rápida y muchísimo menos la goleada. El Barça se vistió de camaleón, se quitó el corsé del sistema y se antojó casi irreconocible. Los azulgrana concentraron en media parte lo que sólo habían conseguido ofrecer a fogonazos en todo un año. Con una altísima velocidad en el pase, con constantes permutaciones -Rivaldo fue quien más salió ganando al poder abandonar la banda izquierda- y una presión constante sobre la media del Zaragoza, el Barça refrescó la memoria del Dream Team. Rivaldo empató a los tres minutos y volvió a marcar tres después; Giovanni, de jugada individual, puso el tercero en el 11, y Luis Enrique, tras unas cabriolas en el aire de Óscar, el cuarto.

El Camp Nou vivió la noche del año. El público y el equipo vivieron momentos de éxtasis. No ocurria nada así desde la llegada de Van Gaal. Poco podía hacer el Zaragoza, que se convirtió en unos compases en un desconcertado convidado de piedra. El equipo de Luis Costa pagó la fragilidad de su zaga -Rivaldo marcó solo el primer gol- y la ausencia de José Ignacio. Aun así, siempre se mostró temible de cintura para arriba. Es un equipo que atesora talento, es aseado y deja jugar. No le fue fácil al Barça sujetar a Pier -los azulgrana sólo actuaron con Nadal y Sergi como defensas- ni la potencia de Garitano. Marcó el segundo del Zaragoza antes del descanso. Pero ese 901 fue para el Camp Nou casi lo de menos. Algo quedó en evidencia. La constatación de un presentimiento. La convicción de que le asiste la razón en el pulso con el entrenador.El decorado cambió ligeramente tras el descanso: Rivaldo metió el quinto y provocó el delirio. Excitado en busca de un marcador histórico, espoleado por la grada, el Barça se lanzó con más desorden al ataque y mostró sus carencias atrás. Amor entró para dar templanza. El Zaragoza dio fe de por qué le ha metido cinco goles al Betis en la anterior ronda: Aguado envió un chut que rozó el palo y Aragón mandó otro al larguero. Hesp tuvo que esmerarse ante el veneno que llevaban las faltas. Fue un vaivén de puerta a puerta. Acuña rozó el tercero y Rivaldo y Amor -por dos veces- se quedaron a las puertas del sexto. No hubo más. Sólo aplausos y la esperanza de que la vuelta de dentro de una semana se parezca a lo de ayer.

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