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GENTE

PECULIAR DOLENCIA

Una escocesa de 44 años dejaría perplejo a Sigmund Freud si pudiera contarle su sufrimiento: era víctima de intensos e imprevisibles orgasmos, que la arrebataban en los lugares más insospechados, hasta que descubrió que sus oleadas de placer las provocaba una malformación en su cerebro, y la muy estúpida se hizo operar. Antes de ponerse en manos de la ciencia tuvo una última experiencia orgásmica mientras conducía su automóvil acompañada de su hermana. Hubo de detenerse bruscamente en un lado de la carretera y perdió el sentido durante dos minutos. Al volver en sí, contó a los médicos que padecía tan peculiar afección desde hace tres años, le daba cada quince días y le duraba aproximadamente un minuto, sin que después notara efectos secundarios. Su caso, publicado por la revista médica The Lancet, hizo a los médicos investigar y realizarle encefalograrnas y otras pruebas, que revelaron la existencia de una malformación arterial en el cerebro que hubiera podido provocarle una hemorragia cerebral y era la causante de los orgasmos incontrolados. Desde la operación ha vuelto a la anodina vida de cualquier otro ser menos malformado cerebralmente.-

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