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BALONCESTO: CUARTOS DE FINAL DE LA COPA DEL REY

Química explosiva en el Madrid

Arlauckas mantiene un enfrentamiento personal con el técnico y con Bodiroga que ha terminado por afectar a todo el equipo

Luis Gómez

A 200 kilómetros de distancia de Valladolid, la gente del Real Madrid rumiaba la derrota a su manera. El viaje a la capital en autobús, con la eliminación ante el Fórum en caliente, había sido un asco. No por el traslado, sino por el ambiente. El Madrid no es un equipo y de eso son plenamente conscientes todos. Jugadores que no se hablan, una plantilla dividida en grupos, un entrenador en entredicho... Ayer por la mañana, cada cual procuraba aislarse a su manera: Miguel Angel Martín recibía una llamada preocupante: el presidente Lorenzo Sanz le cita para una reunión el próximo lunes. Suenan los tambores a sus oídos. Alberto Angulo decidió irse a correr para olvidar el mal rollo; las derrotas todavía le afectan. Herreros, más conformista, tenía comida familiar. Y Arlauckas, probablemente, optaría por jugar unos hoyos al golf, su deporte favorito.El equipo no tiene remedio a corto plazo. Arlauckas creó hace mucho tiempo un frente antiBodiroga, celoso por el predicamento que tenía este jugador bajo el mando de Obradovic. Arlauckas se burlaba de Bodiroga abiertamente, intentando humillarle. Llegó a tener de su parte a jugadores como Santos, Angulo, Laso, Lorenzo Sanz hijo y a Rogers por el mero hecho de que sólo habla inglés. Todos le reconocen más personalidad dentro del vestuario que en la cancha, pero la llegada al banquillo de Miguel Angel Martín no resolvió sus problemas. Los agravó. Ha perdido adeptos: Santos se ha ido desligando, a Angulo no le gusta lo que está pasando y Laso ha terminado por marcharse al Cáceres, después de haber vivido unos meses claramente marginado del equipo.

La situación ahora es mucho más conflictiva porque hay un enfrentamiento personal entre Arlauckas y el entrenador, entre Arlauckas y Bodiroga que ha terminado por afectar a todo el equipo.

Arlauckas llegó tarde a incorporarse al equipo al comienzo de temporada. Ha perdido 10 kilos de peso, lo que en un hombre que ha de luchar dentro de la zona es un problema evidente. Y se ha convertido en un hombre indisciplinado. Si le expulsan de un entrenamiento hace ostentación de alegría y comenta que se marcha a jugar al golf. Hace continuas risas y mofas en algunos tiempos muertos. Siempre está de guasa, idependientemente del resultado de un partido. No le importa tirarse un pedo cuando el entrenador está en el uso de la palabra. Pero ningún otro jugador ha sabido pararle los pies. Hasta quienes estuvieron cercanos a él, entienden que debería dejar el equipo. Por eso y por cuestiones puramente técnicas, Miguel Angel Martín pidió que se le rescindiera el contrato. Sorprendentemente, Lorenzo Sanz decidió que fuera readmitido. Se comentó que fue por un motivo económico, por no gastar de golpe casi 170 millones de pesetas. La decisión ha agravado la situación. La plantilla ya no deseaba la vuelta de Arlauckas. Había ganado sin su concurso siete partidos consecutivos. Dentro del vestuario, la readmisión tuvo una interpretación mortífera: el único "amigo" que le quedaba a Arlauckas era el hijo del presidente, que es en quien se apoya el americano para hacerse fuerte. Y hace ostentación de ello ante sus compañeros. Siempre en tono de risa, por supuesto. El técnico quedaba en una posición muy difícil, mermada su autoridad ante la plantilla. Qué hacer con Arlauckas, ¿dejarle sin jugar en el banquillo evidenciando el problema ante el público o exponerle los minutos que le corresponden al hombre con el salario más alto del equipo? Arlauckas jugó 21 minutos ante el Fórum de Valladolid, para sumar ocho puntos y atrapar sólo dos rebotes. ¿Demasiado tiempo en cancha? Eso piensan algunos jugadores.

Como contrapartida, Bodiroga es casi titular inamovible, hecho que tampoco agrada. Y Herreros, un hombre callado y discreto, ha demostrado no tener carácter para llevar el vestuario a sus espaldas. No se maneja bien entre un grupo donde cada cual hace la guerra por su cuenta. Él se educó en el Estudiantes: allí eran todos compañeros.

La convivencia está tan deteriorada que todos son conscientes de que el equipo va a funcionar a duras penas el resto de la temporada. No hay química (más bien una situación explosiva) dentro del grupo y la plantilla está claramente descompensada a pesar de su altísimo presupuesto: sobran jugadores en unas posiciones y faltan en otras. Los hay que cobran mucho para ver los partidos desde el banquillo, caso de Smith. Todo puede ir a peor y no hay al alcance una receta mágica. Es un equipo sin remedio.

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