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ETA ASESINA EN SEVILLA

Decenas de miles de personas se inmovilizan en Sevilla para protestar por el asesinato del concejal

Decenas de miles de sevillanos se congregaron ayer espontáneamente alrededor del Ayuntamiento, donde quedó instalada la capilla ardiente del concejal Alberto Jiménez Becerril y de su esposa, Ascensión García Ortiz, para expresar su enérgica protesta por el último asesinato de ETA. La mayoría eran adolescentes que lanzaban gritos contra la banda criminal mientras el Gobierno andaluz pedía a los ciudadanos, que diesen una respuesta firme y serena contra el terrorismo. Los partidos y agentes sociales han convocado para hoy una manifestación a las seis de la tarde que serán presididos por la infanta Elena y Jaime de Marichalar, y a los que asistirá el presidente del Gobierno, José María Aznar, y ocho ministros.

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La alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas ayer a las seis de la mañana. Cuatro horas antes había recibido la noticia del asesinato del segundo teniente de alcalde y portavoz municipal del PP, Alberto Jiménez-Becerril, y su esposa, Ascensión García Ortiz. Becerril se esforzó en impedir que el desánimo acabara quebrándole la voz durante una de las jornadas más largas de su vida. Tenía que cumplir el deseo de su amigo y sacar la energía de donde fuera."El terror nos ha dejado durante unos instantes, esta madrugada, con la voz congelada y el alma acongojada". Eran las palabras con las que la alcaldesa iniciaba, a las 10.30, su intervención en el pleno extraordinario convocado en el Ayuntamiento por el asesinato. Becerril, con el rostro demudado, habló de los tres niños que se han quedado huérfanos. "No he hecho más que pensar en esos tres niños. !Cuánto dolor inútil! Es un dolor que destroza a las familias y lleva a los ciudadanos a plantearse cuánto tiempo van a soportar a una banda de asesinos entre nosotros", dijo la alcaldesa ante los concejales de la corporación y decenas de personas que la rodeaban en el Salón Colón.

El Ayuntamiento, con el acuerdo de todos los grupos políticos, concedió la medalla de la ciudad a Jiménez-Becerril y a su esposa y declaró dos días de luto. Los concejales José María Romero, del PSOE; Alejandro Rojas-Marcos, del Partido Andalucista; Luis Pizarro, de Izquierda Unida; y Carmen Diz, del PP, condenaron el asesinato en sus discursos. En las palabras de los cuatro ediles se mezclaba el homenaje al amigo y compañero de corporación con la repulsa hacia la barbarie de los terroristas.

"Un hombre cabal"

La alcaldesa recordó los 12 años de servicio de Jiménez-Becerril a Sevilla como concejal. "Era un hombre de bien, cabal, que no había hecho más que dedicar los mejores años de su vida a la ciudad", relató la alcaldesa. "No nos pueden doblegar. Tenemos que seguir trabajando con firmeza y pedir a todos los partidos que no haya fisuras en la lucha contra el terrorismo", concluyó la alcaldesa para dar por finalizado el pleno extraordinario.Luego, a mediodía, Becerril bajó a la calle y en las puertas del Ayuntamiento agradeció su presencia a miles de sevillanos congregados en la plaza Nueva, alrededor de la Casa Consistorial. Predominaban los adolescentes, que se hicieron dueños del aire con gritos repetidos contra ETA y cantos a la libertad, como el que popularizó en la transición el grupo Jarcha.

Los gritos cambiaban de lema pero coincidían en su rechazo a los terroristas y su defensa de la tolerancia: "¡Alberto, amigo, Sevilla está contigo!","¡Vascos sí, ETA no!", "¡No son vascos, son hijos de puta!", ¡ETA y HB la misma mierda es!" o "¡ETA cabrona, Sevilla no perdona!".

La llegada de los ataúdes del edil y su esposa a las 14.00 horas al Ayuntamiento hizo que los aplausos se desbordaran. La policía tuvo que impedir que miles de personas entraran en el Ayuntamiento para homenajear a la pareja en su capilla ardiente. Media hora más tarde, se dio paso libre a la gente. Había, incluso, ancianas que subían los escalones de uno en uno con grandes esfuerzos para llegar al Salón Colón, donde quedó instalada la capilla ardiente. Al caer la tarde, más de 45.000 personas habían pasado por capilla, presidida por la alcaldesa, y junto a ella el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y los ministros Javier Arenas, Jaime Mayor Oreja, Isabel Tocino, José Manuel Romay, Rafael Arias-Salgado y Esperanza Aguirre, así como el dirigente del PP en el País Vasco Carlos Iturgaiz. Éste comentaba que al menos en Sevilla había una circunstancia que aliviaba un poco el dolor si se comparaba con la misma situación en el último asesinato en Zarautz (Guipúzcoa) de un edil del PP. En Sevilla, dijo, "no se tiene delante a un sinvergüenza de HB comiendo chicle y con una expresión que parece celebrar el asesinato".

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