Debut pasado por hielo
Bajo cero en París; la respiración se congela. El animador se apodera de un terreno de juego sin porterías, medio cubierto y semihelado. Faltan aún dos horas para que el nuevo templo del fútbol francés, el impresionante Estadio de Francia, ejerza como tal por primera vez.
El espectáculo: para comenzar, la música de Expedienté X nos adentra en el futuro interplanetario de un mundo dominado por el fútbol. Balones gigantescos, danza marciana que evoca un partido, jugadores que descienden del techo de un estadio constantemente vigilado por el ojo permanente de dos helicópteros.
Primera parte apoteósica, seguida de una segunda en la que el espectáculo se envuelve de un aire chauvin para morir poco a poco. La plena luz vuelve al estadio. Las manos de viejas glorias despliegan una gigantesca bandera francesa, símbolo de paso perfecto para las breves palabras de inauguración del presidente de la República, Jacques Chirac. El público las acoge con frialdad. Antes de desaparecer la tricolor se corta en dos. Luego canta Liane Foly.
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