Inauguración entre pintadas en Aretxabaleta

El batzoki de Aretxabaleta instalado en la planta baja de un recio caserío de piedra, situado en pleno centro peatonal de esa localidad, amaneció ayer con su fachada de color salmón casi sin secar completamente invadida por pintadas que señalan al PNV como "colaborador de la dispersión de los presos de ETA".Este panorama encontraron los dirigentes peneuvistas -Xabier Arzalluz al frente- que acudieron a arropar la sede del partido en Guipúzcoa, que ha sufrido la peor agresión de los radicales: hace sólo tres meses quedó completamente calcinada a consecuencia del incendio provocado por un ataque con cócteles mólotov que arrojaron en su interior los violentos.

"Esto es el acuse de recibo de los que lo quemaron; la rabia que les da ver el edificio repintado. No son dignos de odio, sino de compasión y eso es precisamente lo que me inspiran", afirmó Arzalluz al llegar al edificio cuya cinta inaugural cortó él mismo.

En el mitin posterior, el portavoz del PNV, Joseba Egibar, se mostró partidario de "desenmascarar a los de la capucha para que la gente sepa quienes son".

El incendio del batzoki de Aretxabaleta el 25 de octubre originó una crisis política en este municipio, que tiene una mayoría de votos de la izquierda radical aunque está gobernado por José Antonio Rodríguez, un independiente de la lista del PNV que se alzó a la alcaldía con el apoyo de PNV, PSE-EE y EA.

El incidente conmocionó tanto al pueblo que su alcalde se vio obligado a expulsar del gobierno municipal a los concejales de HB que ocupaban las áreas de Obras y Servicios, Barrios y Medio Ambiente y Euskera. Pero antes concedió a los ediles radicales el plazo de una semana para que condenaran el hecho. A los pocos días lamentaron pero no condenaron la agresión.

Ayer tarde, entretanto, la fachada de la vivienda de un ertzaina en la localidad vizcaína de Portugalete fue atacada con cócteles mólotov, sin que se produjeran daños personales. En la madrugada, mientras, habían sido incendiados dos coches particulares en Rentería y San Sebastián, respectivamente.