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Tribuna:CONSIDERACIONES SOBRE LA CAPITAL
Tribuna
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Madrid sigue viva y entre las primeras ciudades del mundo

El alcalde de Madrid hace un repaso de todo lo que considera logros de su mandato

Llevo mucho tiempo leyendo con atención los artículos que sobre Madrid escriben sus colaboradores, y me he permitido hoy acudir a su receptividad para dar algún tipo de contestación a los mismos.A lo largo de los seis años quelevo rigiendo este Ayuntamientoe recibido múltiples críticas favorables y desfavorables sobre miorma de gobernar. Unas veces han sido muyespecíficas sobre determinados asuntos -aparcamientos, grúas, plazas, especialmente la de Oriente, presupuestos - y un sinfín de asuntos que constituyen el quehacer diario. Las menos han recaído sobre la concepción la ciudad o sobre decisiones adoptadas en función de los objetivos de la gestión municipal -exigencias fiscales, incentivación del uso del vehículo particular, orientaciones del Plan General de Urbanismo, cultura abierta, participación vecinal- y sobre tantos otros temas de la normal acción de una gestión municipal.

En esos seis años he valorado estos comentarios con el talante con que debe hacerlo un responsable democrático, es decir, con tranquilidad y analizando la razón de los mismos para enmendar el posible error o persistir en el acierto sin permitir que, ni en uno ni en otro caso, su efecto crítico produzca desmoralización ni sobrevaloración de la acción de gobierno.

Normalmente nunca respondo a las apreciaciones críticas, no sólo porque al ser muchas hacen casi imposible su contestación particular, sino porque su importancia no radica en su contestación, sino en valorar su contenido y extraer las consecuencias.

Pero el prolongado silencio puede también interpretarse como indiferencia, apatía o, tal vez, incluso desprecio hacia la crítica o sus autores, y nada mas lejos de la realidad, por lo que conviene dar muestras de vez en cuando de haberla recibido.

Agradezco las muchas positivas -bastante más que negativas- que me animan a continuar, trabajando por Madrid, pero aprecio también las negativas fundadas que me permiten reconsiderar mis decisiones.

Sin embargo estimo inadmisible la visión permanentemente pesimista de la ciudad y de lo que en ella sucede desde que accedí a la Alcaldía, y mucho menos si proviene de quienes pudieron en su momento haber evitado la paralización en que se encontraba Madrid cuando accedimos a su gobernación.

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El sentido absolutamente negativo sobre Madrid está totalmente injustificado y por eso no puedo admitirlo.

En Madrid nadie ha perdido su libertad -alguna vez tendríamos que definir bien qué es la libertad de cada uno viviendo en comunidad- ni Madrid se ha apagado". Todo lo contrario. Madrid sigue viva -más iluminada que nunca- y su imagen exterior se ha remodelado palmariamente y ocupa el lugar donde siempre estuvo, entre las primeras ciudades del mundo.

Madrid tiene todavía muchos problemas y el principal para mí es la existencia de personas -inmigrantes o foráneos- que viven sin la dignidad que les corresponde por su condición de personas. No tienen capacidad económica para adquirir una vivienda, ni trabajo, y se sumergen, contra su propia voluntad, en el mundo de la droga o de la delincuencia. Y a estas personas hay que ayudarlas.

El Ayuntamiento tiene unos buenos servicios sociales propios y colabora además con diversas organizaciones no gubernamentales, que se dedican a paliar los problemas de estas personas, pero no tenemos la capacidad económica ni los servicios suficientes, ni fronteras -ni las queremos- que limiten el paso a quienes quieren venir a Madrid.

Hace falta un decidido esfuerzo de todas las Administraciones y del conjunto de la sociedad. Desde que ocupo la alcaldía, las consignaciones presupuestarias para. servicios sociales han aumentado de modo constante. Tenemos el mejor Plan Municipal contra la Droga de España (muchos ayuntamientos, ni lo tienen) y no olvidemos que siempre hemos luchado contra la drogadicción ni que una desgraciada reforma del Código Penal y la solicitud, que en su día se hizo en, este Ayuntamiento para la legalización del consumo propio de la droga, cambiaron la actitud de nuestra sociedad ante el hecho -nefasto- de la drogadicción. También aquí hace falta el conjunto social luchando contra esta plaga. Nosotros, aun cuando procuramos evitar con acciones preventivas que existan más drogadictos y nos esforzamos en la labor de reinserción del mayor número posible de afectados, y luchamos con decisión contra los narcotraficantes, sabemos que hay núcleos de población (La Rosilla, Jauja, el Cerro de La Mica, San Fermín y tantos más) en que existe droga, que solos desde el Ayuntamiento no podemos erradicar. Y sin embargo los vecinos acuden -y exigen- al Ayuntamiento una solución.

La carencia de viviendas y la rehabilitación del Madrid antiguo son problemas que se abordan en el nuevo Plan General de Urbanismo con grandes operaciones de calificación de suelo y su recuperación urbanística. Lo que, por otra parte, impulsa la economía de nuestra ciudad generando expectativas de trabajo.

La apuesta por el transporte público es un hecho. Basta con contemplar la renovación constante de nuestros transportes de superficie, y la enorme obra de expansión del Metro realizada por la Comunidad de Madrid -con nuestra participación a través del Consorcio Regional de Transportes.

A ninguna otra finalidad sino a la mejora de la movilidad de los madrileños se han dedicado tan grandes obras de infraestructura, sin duda molestas pero imprescindibles.

¿Qué sería de Madrid si no hubiéramos renovado en la Operación Asfalto nuestros pavimentos? Y ahora, por cierto, iniciamos la Operación Aceras. No se olvide que Madrid tiene 3.000 kilómetros de calles y 6.000 de aceras. No tiene nadie que recordarnos nuestras obligaciones, y menos quienes no las atendieron antes con planes de urbanismo que tuvieron como punto de partida el crecimiento cero de nuestra ciudad. Madrid sigue escalando puestos en la consideración internacional como ciudad para invertir y para vivir. Sigue con alto nivel cultural -eso sí, con una cultura sin sesgos políticos en donde se valora la valía y la capacidad de cada artista y no su afinidad política- Los teatros municipales están a rebosar de público, y los centros culturales, por su parte, tienen problemas de fechas para futuras programaciones como consecuencia del éxito de las exposiciones montadas y de los actos ya programados. Madrid es, sin alardes, la ciudad con más instalaciones deportivas y más accesibles a personas con alguna disminución. Es ésta una exigencia que se tiene muy en cuenta en la modernización de los transportes o en la supresión de barreras arquitectónicas, como bien saben las instituciones que se dedican a estos problemas como el Inserso y la ONCE, y tantas otras privadas.

Madrid, por otro lado, sigue cada día más verde -allá donde quepa un árbol o una zona verde opera el Ayuntamiento-. Por eso es la segunda ciudad del mundo en zonas verdes públicas y también la segunda en número de árboles en las calles, que, por otra parte, nos esforzamos en mantener limpias introduciendo todas las innovaciones tecnológicas que facilitan la labor de limpieza. Aquí también hace falta la colaboración ciudadana. Para que una ciudad esté limpia no sólo hace falta limpiar, sino contar con la colaboración ciudadana, para no ensuciarla. Ah, por cierto, Madrid jamás fue la ciudad más sucia de Europa por mucho que se intente pregonarlo. Es, por el contrario, una de las más limpias y de las que mejor recogen las basuras.

Y que no se nos olviden servicios tan extraordinarios como los de urgencias -el Samur, que no existía cuando accedí a la alcaldía- y los de Policía Municipal y bomberos, cada vez con mejores dotaciones, a los que exigimos lo imposible y cumplen difíciles misiones, entre las que no puede olvidarse la de colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado. Coordinación es la habitual forma de entendemos en estos temas con otras administraciones. El número telefónico 112, recién inaugurado, es una prueba de la misma.

Con unos presupuestos ajustados fiscalmente seguimos siendo la ciudad más barata de España y la segunda de Europa, según reciente encuesta de la Unión Europea. Por cierto que en una de las críticas se ha dicho que los presupuestos son "rnachistas". Pues ni lo son, ni lo es el alcalde responsable. A la mujer en nuestra ciudad se le da el trato que merece su condición en igualdad con los hombres e incluso se le presta la ayuda especial que en muchos casos precisa. Y no se olvide que las mujeres han ocupado -y ocupan- en mi alcaldía puestos de más alta responsabilidad que nunca en este Ayuntamiento.

Madrid sigue escalando puestos en la apreciación del turismo mundial. Pronto se celebrará una vez más Fitur y se podrá comprobar, gracias al esfuerzo inversor del Campo de Naciones, que el Palacio Municipal de Congresos o las formidables instalaciones de Ifema (fruto de un buen Consorcio con la Cámara de Comercio, Caja Madrid y la Comunidad) son capaces de acoger las grandes concentraciones internacionales como las reuniones de la OTAN, o del Fondo Monetario Internacional o las ferias más importantes de España. Y de eso se benefician los hoteles, los restaurantes o el comercio en general, en cuyo ámbito estamos haciendo el gran esfuerzo de lograr un equilibrio entre las grandes superficies y el comercio tradicional -indispensable para nuestro modo de vida- para mejor servicio de los madrileños.

Admito que hay problemas, y muy importantes, que no quiero ocultar, pero no es verdad que ante ellos estemos en actitud pasiva o regresiva. Que Madrid haya perdido en comparación con situaciones anteriores tampoco es cierto. Es cierto, sin embargo, que queda mucho por hacer. Y precisamente a eso nos entregamos de modo permanente en el Ayuntamiento los funcionarios y los responsables políticos. Afortunadamente tengo en ambos la suficiente seguridad y confianza para poder decir que vamos a continuar luchando por Madrid con ilusión.

José María Álvarez del Manzano es alcalde de Madrid.

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