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Ya se hizo en México

, Trucar los surtidores de gasolina no es una práctica desconocida para los consumidores de otros países. La Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (AMEDC) denunció, en mayo de 1996, que las gasolineras de este país obtenían unos beneficios ilícitos diarios de 11,25 millones de pesos (unos 216 millones de pesetas actuales) al despachar una cantidad incompleta de litros a los conductores que repostaban en las estaciones de servicio. El presidente de AMEDC, Arturo Lomelí, afirmó que la mitad de las gasolineras estaban "arregladas": suministraban 800 mililitros de combustible en vez de los 1.000 esperados.

Algo parecido ocurría, según AMEDC, con los distribuidores de gas. Éstos escamoteaban entre el 10 y el 20% del combustible contratado. Además, obligaban a los consumidores a cambiar periódicamente sus tanques. Ellos mismos se prestaban a hacerlo por un módico precio. Pero, según los consumidores, no llevaban a cabo el trabajo, a pesar de que lo cobraban. Lomelí pidió "medidas extremas" contra todos los "ladrones de cuello blanco". Calculó que la defraudación anual superaba los 15.000 millones de pesos (unos 288.000 millones de pesetas). El director general de Petróleos Mexicanos, empresa estatal, la fiscalía y los representantes de los empresarios prometieron actuar entonces "con toda energía". Anunciaron que se retirarían los permisos de explotación a todos los propietarios de las estaciones de servicio donde se demostrase que se había cometido fraude.

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La Administración madrileña, remisa a mirar dentro de los surtidores sospechosos

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