_
_
_
_
_

La mujer acusada del 'crimen del millonario' culpa al mayordomo

, Los dos acusados del crimen del millonario madrileño Fermín Canales (su esposa, Sara Sierra, y Florentino Giménez, mayordomo, ayudante y hombre de confianza del muerto) negaron ante el tribunal su participación en los hechos. La viuda y acusada indicó que Florencio la visitó en su chalé de Galapagar la misma noche del crimen, el 28 de febrero de 1.995, y le comunicó que había matado a su marido con un martillo. Florencio negó la imputación y alegó que ese día estuvo con su novia.

El fallecido, de 59 años, era una especie de nuevo rico. Había acumulado una fortuna cercana a los mil millones. Murió de cinco martillazos en la cabeza mientras echaba la siesta en su vivienda de la calle de Quintana. El fiscal responsabiliza a Florencio y a Sara del crimen, y pide para cada uno 29 años de prisión. Tras asestarle los martillazos, según el fiscal, le asfixió con una almohada. El presunto móvil: repartirse ambos la herencia de la víctima. El juicio se inició ayer en la Sección 17 de la Audiencia de Madrid. Hay citados 40 testigos (entre ellos, varias videntes) y durará tres semanas.La acusada y esposa de la víctima, ataviada con un vistoso abrigo del piel, declaró durante tres horas. Indicó que se enteró por boca del mayordomo, el mismo día del crimen, de que su marido yacía cadáver en la calle de Quintana.

Según ella, el mayordomo la visitó esa noche en el chalé y le confesó que acababa de matar a Fermín, y, paralelamente, le entregó una bolsa de basura en cuyo interior había un objeto, aunque en ese momento no la abrió. Al día siguiente vio que era el arma homicida: el martillo. Agregó que estuvo llorando toda la noche" Y que no avisó a la policía porque Florencio la amenazó con matar a sus hijas. A la mañana siguiente -unas catorce horas después-, la viuda se acercó al piso de la calle de Quintana y vio un bulto sobre la cama del dormitorio, que no tocó. Luego avisó a la policía.

El mayordomo, que sigue en la cárcel, reveló que el testimonio de Sara era falso. Subrayó que no tenía "ningún motivo" para matar a Fermín, "un hombre", explicó, que le trataba "como si fuera su hijo". Añadió que el día del crimen estuvo con su novia, y agregó que las distintas llamadas que recibió de la esposa del muerto en su contestador el día de los hechos obedecían a que Sara le llamaba constantemente para preguntarle por Fermín, que, según decía, le tenía muy preocupada. Su abogado, Jaime Sainz de Bremond, destacó que la única prueba que existe contra su cliente es el testimonio, "plagado de contradicciones", de la esposa del difunto.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_