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GENTE

EL PIE DE STALIN

Si se ejercía la medicina en el hospital Central del Kremlin durante el esplendor de la Unión Soviética, lo más recomendable era tener los ojos bien abiertos y la boca cerrada a cal y canto. Proskovia Moshentsova siguió tan saludable norma durante 30 años y sólo ahora, cumplidos ya los 82, se ha decidido a contar algunos de sus secretillos. En una entrevista publicada por el diario Komsomolskaya Pravda, Moshentsova asegura que, en cierta ocasión, la llamaron por sorpresa a una habitación del hospital en la que había unas pesadas cortinas. Tras ellas, apareció un pie con un acceso en el pulgar y le ordenaron que lo curase. Cuando cortó parte de la uña, preguntó: "¿Duele?". Alguien le dio un toquecito en la espalda para que guardase silencio. Al otro lado de las cortinas se oyó un suspiro, de alivio o de dolor. Dos años más tarde, supo que su misterioso paciente había sido el todopoderoso lósif Stalin. Otro día, años después, se encontró con Nikita Jruschov, sucesor del hombre de hierro, en la sala de lectura del hospital, donde se reponía de un ataque al corazón. En las manos tenía un ejemplar de Pravda, el órgano oficial del partido comunista. Al verle, se dispuso a dejar la habitación para no importunarle, pero el jovial Nikita le dijo: "Pase, después de todo, este periódico sólo trae tonterías".-

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