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Una nueva matanza a las puertas de Argel muestra la incapacidad del régimen frente a la violencia

, Una nueva matanza de civiles inocentes, esta vez a las puertas de Argel, ha puesto en evidencia la incapacidad del régimen argelino para controlar la violencia que sacude el país desde hace seis años, a raíz del golpe militar que impidió el acceso de los islamistas al poder, y conmueve de nuevo a la opinión pública mundial, que se pregunta hasta cuándo el terrorismo va a quedar impune y cuántas víctimas más serán necesarias para que la comunidad internacional intervenga en el drama argelino. Más de 120 civiles fueron asesinados el domingo en la localidad de Sidi Hamed, a 30 kilómetros al sur de la capital.

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Sidi Hamed se añade a la larga lista de pueblos argelinos martirizados. Situado en la zona metropolitana de la capital, entre las aglomeraciones de Larbaa y Meftah, el poblado conoció el pasado domingo el horror en carne viva. Fueron 103 los muertos, según las cifras oficiales, y 120 según estimaciones de la prensa extranjera tras los testimonios de los servicios sanitarios de los hospitales de Mustafá y Zmirli de la capital argelina.El comunicado de las fuerzas de seguridad fue esta vez tan inmediato como lacónico: "Ciento tres personas fueron asesinadas y otras 70 resultaron heridas, 10 de ellas de gravedad, en un ataque ocurrido en Sidi Hamed, en la provincia de Blida, en la noche del domingo". Las autoridades argelinas utilizan rutinariamente la expresión "terroristas" para referirse a los grupos armados islamistas. Fuentes militares aseguraron más tarde que la resistencia de la población civil impidió que el ataque se cobrase muchas más víctimas. Sin embargo, la mayoría de las familias exterminadas en la matanza de Sidi Hamed carecía de armas para defenderse.

Según los cálculos de la prensa argelina, esta última matanza eleva a 1.100 el número de víctimas mortales durante el presente Ramadán, que ya se ha convertido en el más sangriento en los seis años de violencia en Argelia. El conflicto se ha cobrado, en total hasta 100.000 muertes.

Muchos vecinos de Sidi Hamed estaban reunidos en una videoteca a la caída de la tarde del domingo, tras la ritual ruptura del ayuno del Ramadán, cuando la deflagración de un artefacto explosivo sacudió la sala. Todos se precipitaron a la calle y allí les esperaba un comando armado que segó la vida de hombres, mujeres y niños. Después del exterminio, los terroristas asaltaron las casas y dispararon contra todo lo que se movía. Los supervivientes recogieron hachas, cuchillos y barras de hierro entre los cadáveres calcinados, muchos de los cuales presentaban signos de haber sido rematados con un corte en el cuello después de haber sido tiroteados con armas automáticas.

Una mujer herida evacuada al hospital Mustafá de Argel relató que "un hombre vestido con uniforme de campaña y que se presentó como un militar que buscaba terroristas" disparó sobre ella a bocajarro. Sólo dos de los atacantes fueron abatidos por los grupos locales de autodefensa (civiles armados por el Gobierno), de entre un comando integrado por ochenta o cien personas, según los distintos testimonios.

La prensa de Argel, que ha dado cuenta de esta nueva matanza, informa además de otras 54 muertes en diferentes lugares del interior del país. En Zuiya, a tan sólo tres kilómetros de la frontera con Marruecos, en la región de Tlemcen, cinco viajeros interceptados por un falso control policial perdieron la vida a manos de un comando terrorista. En la provincia de Buira, al sur de la capital, otros 11 aldeanos fueron asesinados por una banda armada.

Desde la capital alemana, el Frente Islámico de Salvación (FIS) ha hecho llegar su reacción de condena ante las repetidas matanzas, al tiempo que pide una "solución política" a la crisis que vive el país, en el marco de "la reconciliación nacional".

En una línea semejante se ha pronunciado en Argel el dirigente islamista moderado Abdalá Yebala, que ha pedido la creación de una "comisión de investigación parlamentaria". Yebala, que dirije el partido Nahda y que cuenta con 34 diputados en la Asamblea Nacional Popular (Cámara baja del Parlamento), estima que ni el Gobierno ni el FIS son responsables directos de. estas matanzas, si bien la política gubernamental "complica la situación".

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