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Netanyahu salva el primer escollo tras la dimisión de David Levy

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobrevivió ayer a la votación de los presupuestos tras el abandono de la coalición de gobierno del dimisionario ministro de Asuntos Exteriores, David Levy, y de los diputados de su facción moderada Gesher. Sin tener que probar hasta el límite la fidelidad de los partidos que siguen en la coalición, dada la ausencia de 19 diputados, el proyecto de presupuestos de Netanyahu obtuvo el respaldo de 58 parlamentarios, frente a 52 votos en contra y una abstención.

Pero la victoria en la batalla de los presupuestos no significa el fin de las dificultades para Netanyahu, ya que nuevos retos, de mayor envergadura que las cuentas públicas, le esperan a la vuelta de la esquina y amenazan con desgarrar, aún más, la alianza de derechas que preside. El principal obstáculo inmediato para el primer ministro está en la aprobación de la segunda fase del repliegue del Ejército israelí de Cisjordania, que rechazan algunos de sus socios nacionalistas.Prueba de las divergencias internas en el bloque Likud es que uno de sus diputados, David Reem, fue el que se abstuvo en la votación de los presupuestos. Levy se sentó por última vez en los escaños del Gobierno, al lado derecho de Netanyahu, aunque luego, él y tres de los cuatro diputados de Gesher votaron en contra y el último de sus representantes se ausentó. Pero Netanyahu podrá respirar tranquilo antes de recibir hoy al mediador norteamerica no para Oriente Próximo, Dennis Ross, que inicia una gira por la región para preparar las reuniones que el presidente estadounidense, Bill Clinton, va a celebrar, el próximo día 20, con el propio Netanyahu y, dos días después, con el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Yassir Arafat.

En la entrevista con el enviado de Clinton se abordarán los próximos pasos en las negociaciones del proceso de paz con los palestinos y se esbozarán las líneas generales de la segunda fase de la devolución de territorios de Cisjordania a la AP, que debe ser aprobada por el Gobierno israelí. Uno de los socios de la coalición, el ultraderechista Partido Nacional Religioso(PNR), con nueve diputados, ha amenazado con abandonarla si Netanyahu intenta sacar adelante "una retirada demasiado generosa". Al PNR podrían sumarse otras grupos menores.

Netanyahu aseguró ayer que "la coalición es fuerte", pero admitió que "será, más duro a finales de rnes", cuando el Gobierno deba decidir sobre la Ley de Conversión -que define quién es judío y tiene derecho a ser ciudadano israelí- o la retirada de Cisjordania. El presidente de la alianza conservadora, Meier Shitrit, exhortó a los 61 diputados que la forman a que permanezcan unidos, porque sino "estarán separados en la oposición". "No hay margen de error y no es momento para cruzadas personales", dijo Shitrit.

El jefe de la oposición y del Partido Laborista, Ehud Barak, se mostró convencido de que Netanyaliu caerá en semanas. "Estamos listos para nuevas elecciones", afirmó desafiante. "En unos meses nos sentaremos en el Gabinete y en los ministerios", señaló Barak, mientras en su círculo más próximo se reconocía que cuando menos tendrán que esperar hasta después del verano, pues no va a ser fácil aglutinar los 61 votos necesarios para adelantar las elecciones.

Mas escéptico fue el izquierdista partido Meretz, que aseguró que Netanyahu "sobrevivirá al menos un año", pues además de los diputados de la coalición cuenta con el apoyo de los dos ultranacionalistas del Moledet. Arieh Deri, líder del partido Shas, dijo que esperaba que se formase un gobierno de unidad nacional en menos de tres meses.

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