El Celta aplica el rodillo
Cada vez son menos los incrédulos entre una afición acostumbrada a los disgustos. Hay motivos para creer en el Celta, un equipo más convincente por su fútbol que por el privilegiado puesto que ocupa en la clasificación. La mano de Irureta, un entrenador que se emplea con un sentido común nada habitual, ha obrado una transformación en el equipo de Balaídos de tal calibre que sólo tres puntos se han escapado de Vigo en lo que va de temporada. Y con buen juego, con un equipo bien encajado que practica un fútbol de fino gusto. En alguna ocasión poco contundente, como le ocurrió ayer durante muchos minutos ante el Oviedo, pero una absurda acción de Onopko dejó a los suyos en inferioridad y el Celta aplicó el rodillo. Después de muchos años, a Balaídos ha llegado la hora del fútbol.El Oviedo fue generoso con el juego. Abrió el campo, dejó metros y trató de buscar su propio estilo. Es decir: arriesgó.
El partido fue otro tras la expulsión de Onopko. Fue un lance sin sentido, a poco de iniciada la segunda mitad: una agresión dentro del área sin balón al saque de una falta. La vio Prados García y mandó al ruso al vestuario. Realmente era Onopko el que estaba sujetando al Oviedo.
Con un hombre más y el resultado a favor, el Celta puso a su rival contra las cuerdas. El juego fue menos espectacular, pero las ocasiones se multiplicaron.
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