Igual o peor
Cuando el PP ganó las últimas elecciones generales, a mí no me gustó nada; no obstante, albergué la ilusión de que el triunfo de Aznar, la derrota de González, cuando menos nos traería algo de tranquilidad política. Pero no. Aunque la justicia sentencie (Filesa), juzgue (Roldán) o instruya (GAL) los casos denunciados de corrupción socialista, y el PSOE aguante su vela, y el Gobierno debiera dedicarse a gobernar, seguimos en la crispación política. Y seguimos porque este Gobierno tan mediocre, además de demostrar poca pericia, sigue instalado en la oposición, haciendo desde el Gobierno la misma irresponsable oposición que hacía cuando no gobernaba, fiscalizando con saña y demagogia la etapa socialista, y así estamos, retrocediendo.El triunfo del PP también me dio la ocasión de descubrir su talla democrática. Leo los periódicos. Son gestos de desdén frente a las críticas, de suficiencia ante los consejos, de arrogancia con los débiles. Son hechos: el uso partidista de la lucha contra ETA, su voluntad patente y patosa de controlar los medios de comunicación, su presión sobre la justicia, sus leyes retrógradas...
Luego, la lucha antiterrorista va bien (y les aplaudo), la economía va bien, sí, a veces se equivocan y, izas!, aciertan, pero España vuelve a ser lo que no es, o sea, un país sin ilusión, sin imaginación, dormido, gris. Ya sé que los socialistas eran muy malos, pero al menos entonces existía la ilusión de que se fueran. Ahora que todo sigue igual o peor, también la gente quiere que se vayan, lo que pasa es que todos los días echan fútbol por la tele, y no se puede estar en misa y repicando.- .
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