60.000 vehículos se benefician de la prolongación de O'Donnell a la M-40 y la carretera de Viecálvaro

Más de 60.000 vehículos se benefician desde ayer del enlace de la M-30 con la M-40 a través de la prolongación de O'Donnell, inaugurado por el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado; el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, y el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. Los tres responsables públicos se mostraron satisfechos a pesar de que la última conexión entre las dos rondas se abre con un año de retraso. Los primeros coches cruzaron el túnel de O'Donnell pasada la una de la tarde. Tres horas después ya había tráfico lento en la vía que conecta con la M-40.

Hace más de un año que los conductores que cogen la M-30 a la altura de O'Donnell se preguntaban por qué no se abría al tráfico una obra aparentemente acabada. El ministro de Fomento y el alcalde de Madrid reconocieron ayer el retraso e intentaron dar una respuesta. Ambos se refirieron a la modificación pedida por el Ayuntamiento para construir un ramal que una el barrio de Moratalaz con la M-30 y el centro de Madrid.Es ésta, sin duda, una obra menor en el conjunto de los trabajos realizados: el enlace comienza junto a la M-30, discurre bajo el parque de La Elipa mediante un falso túnel de 360 metros de longitud (no se ha horadado el terreno; al contrario, se ha rellenado), prosigue junto al cementerio de la Almudena en paralelo a su tapia, cruza con un puente la calle de Fuente Carrantona y, finalmente, enlaza con el distribuidor este de la M-40. En ese punto enlaza con la carretera de Vicálvaro y facilita el acceso al aeropuerto por la N-100.

En total, 3,3 kilómetros nuevos con dos calzadas paralelas separadas con una mediana de nueve metros. Cada una de las calzadas cuenta con tres carriles de 3,5 metros de anchura, un arcén interior de un metro y otro exterior de 2,5 metros.

Si se coge la prolongación de O'Donnell desde la M-30 (indicado en los paneles de señalización con el nombre de esa calle, junto a la carretera de Vicálvaro) sale un ramal, tras atravesar el túnel (cuatro carriles en cada ojo), hacia el cementerio y la calle de Arroyo de la Media Legua. Es justo en ese punto donde se ha construido el enlace adicional pedido por el Ayuntamiento para Moratalaz. Ese ramal discurre con un paso subterráneo bajo la calzada para aflorar, en una curva muy cerrada, paralelo a la tapia del cementerio.

El ramal desde Moratalaz ha supuesto añadir 260 millones a los 2.500 presupuestados inicialmente. La larga tramitación de ese gasto adicional ha incidido directamente en el retraso de la inauguración. "Ha sido consecuencia de la intención de prestar un mejor servicio", dijo Arias-Salgado. "Agradezco la sensibilidad del ministerio", añadió Álvarez del Manzano.

Protestas vecinales

Los vecinos de La Elipa no coinciden, en cambio, con esa valoración. Una veintena de ellos desplegaron dos pancartas en las que reclamaban "un acceso directo a la M-40" y "un paso elevado al polideportivo" que ha quedado separado del barrio. "Han cortado el acceso directo que había a la M-40 y ahora tenemos que dar mucho más rodeo", explicó una portavoz vecinal.El alcalde le replicó: "No podemos poner un acceso para cada vecino. Ésta es una obra buena para la ciudad y está dentro de lo que reclamo para Madrid nuevas infraestructuras que permitan mejor movilidad". Ruiz-Gallardón, por su parte, calificó de "momento histórico" el acto de ayer: "No existen más posibilidades de conexión entre M-30 y M-40 por la saturación de los espacios en Madrid. Éste será el punto de partida de la futura radial 3, una alternativa a la carretera de Valencia y la de Barcelona que conectará con el centro".

Un posible punto débil de la nueva obra es la glorieta final, donde confluyen (entre la avenida de Daroca, Fuente Carrantona y la prolongación de O'Donnell) seis carriles en uno solo, que, además, se convierte en vía de servicio. Sólo dos señales de ceda el paso regulan ese punto, por lo que ayer ya se formaron las primeras retenciones.