Dos de cada tres chicos jamás han barrido su casa ni lavado la vajilla
Las desigualdades entre hombres y mujeres nacen en el domicilio familiar y desde una edad muy temprana. Una encuesta encargada por la Dirección General de la Mujer del Gobierno regional pone de relieve que dos de cada tres muchachos madrileños de entre 7 y 16 años jamás han empuñado una escoba en su casa, y a un porcentaje semejante tampoco se le ha ocurrido nunca ponerse a fregar. Las niñas arriman el hombro mucho más en las faenas domésticas: sólo el 32% no sabe lo que es barrer.
Pese a los avances en materia de igualdad entre los sexos, las faenas del hogar continúan sin estar repartidas de forma ecuánime en la Comunidad de Madrid. Y puesto que lo que se mama es ese trato diferencial entre niños y niñas, la discriminación se sigue extendiendo al mundo de los adultos en este final del segundo milenio. Así se refleja, al menos, en los estudios encargados por el Gobierno regional para la aprobación del III Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, un programa con 134 actuaciones que estará en vigor hasta el año 2000.Las cifras revelan que las chicas ayudan poco a sus padres en el trabajo doméstico, pero sus colegas masculinos de generación gozan de muy amplia bula para permanecer en casa brazo sobre brazo. El 91% de los chicos jamás ha hecho la colada, labor que conocen bien el 32% de las muchachas. Pertrecharse de estropajo y jabón para lavar la vajilla es una experiencia desconocida para el 64% de los mozos madrileños (frente al 33% de las chicas). Los jovenzuelos sólo son un poco solidarios con sus papás a la hora de hacer las camas: el 22% de los chicos y el 38% de las chicas lo incluyen en sus quehaceres diarios.
Adultos perezosos
A partir de semejante escuela, las madrileñas adultas están abocadas a lidiar con un panorama muy poco edificante cuando deciden convivir con un varón, El 80% de las encuestadas confiesa que sus respectivos nunca lavan la ropa, el 64% soporta que el compañero ni se acerque a la escoba y el 59% se enfrenta sistemáticamente en solitario al fregadero y a hacer la cama.¿Resultado? La mujer, encadenada al diario quehacer doméstico, tiene mucho más difícil el ascenso en el escalafón laboral. Por ejemplo, 12 de cada 10.000 empleados masculinos ostentan cargos directivos, condición de la que sólo gozan 7 trabajadoras de cada 10.000. Con todo, algo se va avanzando: en 1992 había tres veces más profesionales y directivos varones que mujeres.
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