El Madrid deja el liderato en Vitoria

La tradicional bipolaridad del baloncesto español ha descubierto esta temporada a un intruso: el Baskonia. Ante la particular travesía del desierto por la que deambula este año el Barcelona, el equipo de Sergio Scariolo ha ocupado su vacante en la Liga con dignidad plena. Ayer ganó al Real Madrid, le usurpó el liderato -que ahora comparten- y acentuó las trayectorias opuestas que ambos rivales siguen de un tiempo a esta parte. Los de Miguel Ángel Martín han perdido en sólo dos jornadas lo que no habían hecho en trece. Esta herida, además, se agranda, viendo cómo esta semana han certificado su crepúsculo en la Liga, Europea. Los vitorianos, en cambio, suman seis victorias consecutivas, aunque también naufraguen en la Korac.El Madrid es colíder por acumulación de talentos naturales. El Tau Cerámica lo es porque dos jugadores, Bennett y Beric, tienen hambre de responsabilidades y un puñado de buenos complementos les ayudan muriendo en defensa. Estos elementos influyeron a que el Real Madrid se convirtiera en un conjunto peor de lo que en realidad es y hacer de él un equipo torpe, nervioso e impaciente en la selección del tiro, lento de reflejos al descubrir las virtudes y defectos ajenos.

Sólo en los 11 primeros minutos entendió el partido. Hizo del baloncesto un juego exclusivamente para hombres altos, limitando el partido a un duelo particular Arlauckas-Burke. Y así, cargando la responsabilidad dentro de la zona, el Real Madrid gana siempre.

El Tau no encontraba su sitio. Jugaba a agotar los 30 segundos, pero no por gusto sino por necesidad. Hasta que Beric, después de tomarse cuatro minutos de reflexión en el banquillo, regresó a la pista y cambió el signo de un partido que parecía condenado a la monotonía de los pívots.

El nuevo Perasovic de Vitoria tomó el mando y anotó 13 puntos en siete minutos. Cuando no era él, Abad añadía a su impecable defensa a Arlauckas, unas canastas de su peculiar repertorio partisano. Juntos, Beric y Abad, plantaron a su equipo en el descanso con nueve puntos a favor (46-37).

El lapso de tiempo en los vestuarios ayudó a reflexionar a los dos entrenadores y, sin quererlo, llegaron a una misma conclusión. Pactaron que ganara el partido el mejor defensor. El Real Madrid lo fue mientras se le sostuvo la alambicada zona que dejó intacta su propia canasta durante más de cinco minutos. Tanto esfuerzo sólo sirvió para reducir a cuatro (62-58) la desventaja. No llegó a rebajarse más, porque el Tau respondió con otra defensa excelente.

El toque de gracia que resolvió el partido sin remisión lo dio, otra vez, Beric, con un nuevo triple. Deshizo la resistencia zonal del Madrid y Espil la demolió en los últimos dos minutos colocando un marcador ficticio (81-66), pero que obligará a un replanteamiento en el vestuario de Miguel Ángel Martín. Tres derrotas seguidas siempre causan inquietud en el Real Madrid.