La cola del ratón

Los rituales leninistas solían proyectar focos cegadores sobre los congresos de la III Internacional y de los partidos comunistas; como los concilios dentro de la Iglesia Católica, esas solemnes reuniones elegían a los pastores, definían los dogmas, establecían el santoral y fijaban la doctrina. En su doble condición de secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y de coordinador de Izquierda Unida (IU), Anguita ha hecho honor a esa tradición litúrgica; la V Asamblea Federal de IU ha consagrado la nueva relación de fuerzas nacida de la dura batalla política librada en el seno de la coalición. Durante los últimos meses, los partidos y las organizaciones territoriales de IU discrepantes con la línea oficial fueron arrojados a las tinieblas exteriores: Iniciativa per Catalunya y Esquerra Galega (las organizaciones homólogas de IU en Cataluña y Galicia), Nueva Izquierda (de ámbito estatal), Los Verdes de Andalucía y las ramas federadas de IU en Cantabria y Castilla-La Mancha quedaron excluidas antes de celebrarse la V Asamblea. También los dirigentes mayoritarios de CC OO fueron previamente excomulgados: la labor de zapa del sector crítico dentro de la central sindical en favor de Anguita ha sido recompensada con la elección de Camacho y Moreno para el Consejo Federal.Sin embargo, la limpieza de IU no había sido tan completa como hubieran deseado los administradores de la purga; el malestar latente encontró una válvula de escape en las votaciones para el Consejo Federal: las candidaturas de Espacio Alternativo y Tercera Vía, sumadas a las abstenciones y ausencias, redujeron a los dos tercios de los delegados el respaldo a la lista oficial. Inasequible al desaliento, el coordinador de IU encontró rápido consuelo a ese tropiezo mediante el argumento de que la votación había puesto de manifiesto la pluralidad interna de la coalición y mostrado la falsedad de las acusaciones de intolerancia lanzadas por Diego López Garrido o Rafel Ribó; la distinción entre libertad y libertinaje o entre democracia y anarquía ha sido siempre la prudente fórmula recomendada por los autoritarios para evitar que el contraste de pareceres degenere en conflicto de opiniones.

En cualquier caso, los resultados de la V Asamblea han defraudado las expectativas albergadas por sus organizadores. La agresiva retórica antisistema de IU (sirva de ejemplo el objetivo programático de la República Federal) no obstaculiza su coexistencia pacífica con las instituciones (incluido el respeto reverencial al titular de la Corona); tampoco su encendido compromiso con la izquierda verdadera, la revolución y la utopía le impiden a Anguita entenderse con el PP y con el Gobierno de Aznar para segar la hierba bajo los pies al PSOE. Pero la moción aprobada por la V Asamblea de IU (con la pactada ausencia de Anguita en, el momento de celebrarse la votación) contra la sentencia del Supremo que condenó a los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna por un delito de colaboración con banda armada muestra cómo hasta los mas consumados equilibristas se caen alguna vez del alambre.

La parábola de las dos orillas (según la cual el PP y el PSOE comparten la margen derecha de la corriente de la historia) continúa inspirando la estrategia de IU, equidistante -en teoría- de los populares y de los socialistas pero convergente -en la práctica- con las tácticas de la derecha conservadora para conquistar (ayer) y conservar (hoy) el poder. Tras las elecciones locales de 1995, la negativa de IU a gobernar en coalición con los socialistas autonomías y ayuntamientos mostró que Anguita prefería ser cabeza de ratón a cola de león; el desarrollo de la V Asamblea enseña ahora cómo dos veteranos dirigentes (Alonso Puerta y Pablo Castellano) de un grupo de la coalición autodenominado socialista (el Pasoc) son premiados por Anguita con escaños parlamentarios a cambio de conformarse con ser la cola del ratón hegemonizado por el PCE.