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La Unión Europea prohibe toda publicidad de tabaco desde el 1 de octubre del 2006

España cambió de bando y al final no apoyó la prohibición

Los ministros europeos de Salud lograron anoche un difícil acuerdo para la prohibición total de la publicidad de tabaco. Tras los períodos transitorios pactados, la prohibición será completamente efectiva desde el 1 de octubre del año 2006. El acuerdo se alcanzó tras doce horas de crispada discusión, un rosario de reuniones bilaterales y de conversaciones a puerta cerrada entre ministros. Obtuvo el voto en contra de Alemania y Austria y la abstención de España y Dinamarca.

El preacuerdo alcanzado hace unos días saltó por los aires cuando España, hasta ayer partidaria de la prohibición anunció nada más iniciarse el Consejo de ministros europeos que había cambiado de opinión y que se abstendría en la votación si no se alteraba el texto presentado. El ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaria, justificó su decisión "por razones políticas de fuerza mayor" y para no dejar en minoría a algunos países, en clarísima referencia a Alemania, un país opuesto a la prohibición.El cambio de postura español hizo añicos las posiciones de partida. Antes de iniciarse el Consejo de ministros el acuerdo contaba con el apoyo de Francia, Italia, Reino Unido (si se atendían sus peticiones sobre la Fórmula 1), España, Bélgica, Grecia (si se solucionaba su problema con la publicidad en los kioscos callejeros), Irlanda, Luxemburgo, Portugal y Suecia. En total, 65 de los 87 votos del consejo, tres más de los 62 necesarios para la aprobación.

Apoyo a Alemania

España, al anunciar su abstención, dejó en 57 los votos de apoyo a la propuesta, abriendo la caja de pandora. El cambio de posición de Holanda en favor de la prohibición volvió a dar la mayoría a la propuesta, pero para entonces ya todos se habían dado cuenta de que eso significaría dejar a Alemania en minoría, con las consecuencias que siempre conlleva. Y Francia dio el segundo paso en defensa de los intereses alemanes: reabrir la negociación de la principal exigencia germana, es decir, excluir de la normativa no sólo los grandes eventos mundiales, como pretendía el Reino Unido, sino también a la prensa escrita.De esta manera los ministros de Salud se sorprendieron a sí mismos discutiendo sobre ingresos de la prensa, el problema de la supervivencia de la Fórmula 1, las consecuencias de mantener o no la publicidad indirecta. En fin, de todo menos de la salud de los europeos. Fueron justo doce de horas de negociación que a la postre resultaron bastante estériles porque nadie cambió su posición en la votación final. Tras un rosario de reuniones bilaterales, de conversaciones abiertas en la mesa del consejo, de discusiones a puerta cerrada entre los ministros, la presidencia presentó una última propuesta que finalmente logró el consenso. De esta forma, la directiva será aprobada probablemente en el otoño de 1998. Desde entonces habrá un periodo transitorio de tres años para su transposición a los distintos derechos nacionales.

Superado ese periodo, durante el primer año de la entrada en vigor quedará exenta de la prohibición la publicidad de tabaco destinada a la prensa escrita. Durante un año suplementario (entre otoño del 2002 y del 2003) también será legal la publicidad de tabaco en ciertos tipos de patrocinio. Habrá otros tres años, hasta el 2006, durante los que se permitirá la publicidad de tabaco en los grandes acontecimientos deportivos de ámbito mundial, como la Fórmula 1, siempre y cuando las cantidades destinadas a ello vayan en declive. Desde el 1 de octubre del 2006 estará prohibido cualquier tipo de publicidad de tabaco.

El ministro español, José Manuel Romay Beccaria, justificó el mantenimiento de la abstención española en la votación final en el hecho de que ese consenso no se logró "aunque estuvimos muy cerca de alcanzarlo".

La UE había sido incapaz de ponerse de acuerdo sobre esta materia desde 1989. En los últimos años, Alemania, Austria, Dinamarca, Holanda y el Reino Unido se oponían a la prohibición. El Reino Unido cambió de postura con la llegada de los laboristas al poder, aunque estuvo en un tris de no apoyar la prohibición si la directiva no incluía una excepción para que las carreras de Fórmula 1 sí pudieran seguir financiándose a través del tabaco. Para conseguir el acuerdo final, la Comisión Europea y la presidencia de turno de la Unión, ocupada por Luxemburgo, admitieron un amplio periodo transitorio para la Fórmula 1.

El trato dado a las peticiones británicas provocó la irritación alemana, que pedía también un tratamiento excepcional para la prensa escrita y el patrocinio.

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