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La cuarta T se despista

La nueva organización de Barajas, estrenada ayer, pilló desprevenidos a los taxistas

Antonio Jiménez Barca

Los viajeros de Barajas, mal que bien, se enteraron ayer de que lo de salidas nacionales e internacionales pertenece al pasado; de eso se encargó el pelotón de informadores que abordaba al usuario en cuanto ponía el pie en el aeropuerto. La nueva reorganización de Barajas -con la tres nuevas terminales, llamadas T.-1, T-2 y T-3 en vez de las dos existentes hasta ayer- empezó a funcionar sin que se despistara mucha más gente de la que se viene perdiendo normalmente.Sin embargo, la cuarta T -la de los taxis- falló.La mayoría de los taxistas no tenía claras las nuevas reglas y transportó a los pasajeros un poco a Ojo, guiándose más del olfato que del folleto informativo que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) ha distribuido por todas partes. Hablando del folleto, los taxistas se quejaron de que la propietaria de Barajas no les había abastecido de la hojita pertinente. Pero una empleada de AENA adujo lo contrario: "Les hemos dado folletos y les hemos dado charlas, pero pasa lo que pasa", dijo como justificación.

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Pasajeros veteranos

El aeropuerto asegura que repartió 10.000 folletos entre los taxistas

Estos informadores y el director del aeropuerto, José Sedano, estuvieron de acuerdo en una cosa: si existe un pasajero con predisposición a perderse en este nuevo Barajas, ése es el veterano: "Como ya está acostumbrado, va directamente sin preguntar, y como las cosas han cambiado, pues se despista", decía uno de los amables chicos contratados.Otro de los informadores, ataviado con la reglamentaria chaqueta verde (fosforito para las mujeres, más templada para los hombres), apuntaba ayer que había atendido a unas cien personas. "Sólo un pasajero estaba realmente enfadado con el cambio. El resto ha sido muy amable. Yo no veo mucho despiste. Por lo general, están bien informados".

Entre los pasajeros cundía el ánimo: "Es imposible perderse", decía uno, que añadía: "Con tanta insistencia de los informadores".

Dos empleados de mantenimiento aseguraron que el aspecto del aeropuerto no difería de un día normal. "Yo no he visto ningún lío ni a nadie perdido", indicaban. Lo mismo decía una pareja de informadores emplazada entre la terminal 1 y la 2. Claro que algunos pasajeros se aplicaban la filosofía de siempre: "Esto es fácil; para internacional, la T-1 ..."

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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