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GENTE

NAVEGANTES EN UN BERGANTÍN HUNDIDO

Llegaron a Asturias por tierra y por mar. Una familia rusa que partió de San Petersburgo en junio de 1993 recaló en el puerto asturiano de Tapia de Casariego de regreso a casa. Valéry Gladkob, arquitecto, de 49 años, y sus tres hijos -Iván, de 22; Alejandra, de 16, y Sava, de dos- navegan en un bergantín que el cabeza de familia rescató hace 11 años de las profundidades del lago Baikal y al que luego restauró para emprender la aventura en la que embarcó a toda su familia: conocer mundo. Su esposa, Tatiana, de 41 años, se desplaza por tierra: lo hace en una furgoneta con un cargamento de artesanía rusa, cuya venta, en los puertos marítimos en los que el matrimonio se reencuentra, le sirve de fuente de recursos para sufragar los gastos. El benjamín de la familia nació durante la travesía. Conocerá su patria cuando el bergantín atraque de nuevo en Rusia-

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