Providencial cabezazo de Pier
Un cabezazo de Pier permitió a La Romareda volver a vibrar como en las grandes ocasiones, casi olvidadas: el público zaragozano llevaba más de seis meses sin ver un triunfo de su equipo. Fue el premio al tesón, al empeño y al entusiasmo de un Zaragoza que tuvo calidad en dosis contadas, imaginación sólo a ráfagas pero fe de principio a fin. Enfrente tuvo a un Tenerife cuajado de excelentes futbolistas pero carente de identidad, que en apenas una semana ha pasado de la creatividad y el gusto por el buen fútbol a la rigidez de los sistemas de Artur Jorge.Luis Costa aparcó las precauciones de anteriores compromisos para apostar con decisión por el fútbol que le reclaman sus jugadores. Marcos Vales, Kily y Gustavo López conformaron una tripleta en la media punta que le dio al Zaragoza la profundidad buscada y que servía balones a Píer con cierta asiduidad. El Zaragoza era dueño del balón y del dominio territorial pero adolecía de falta de puntería. El Tenerife, con un sistema más rígido de lo habitual, en el que Pablo Paz se situaba por delante de la línea de zagueros como quinto defensa, asumió el encuentro como si se tratara de un combate de desgaste. Pero cuando desplegó su mejor fútbol se encontró sin gol.
Entre el nerviosismo del público, que comenzó a cuestionar el juego del Zaragoza, y el conformismo de ambos equipos, el aburrimiento se adueñó del segundo periodo. Hasta que Belsué, en una de las galopadas que le hicieron internacional, vio a Pier y le metió un balón desde la derecha que cabeceó a gol. Era el primer gol de Pier desde que es zaragocista.
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