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"Todavía no sé cuál es mi equipo ideal"

Àngels Piñol

Primer golpe: quedar fuera de Europa cuando quedan aún dos partidos por disputar. Segundo golpe: dilapidar un mullido colchón en la Liga. La victoria en el Bernabéu tuvo una vida efímera. Ayer, como dijo Guillermo Amor, empezó otra nueva Liga. Y tercer golpe: el desencanto se extiende como una mancha de aceite por el Camp Nou descubriendo más cemento que nunca. Louis Van Gaal, técnico del Barça, fue recibido como un héroe, pasó después a ser incomprendido y ahora vive en el ojo del huracán. Los datos así lo reflejan: hacía cinco años que los azulgrana no se quedaban fuera de Europa en noviembre; 17 que no encajaban un 0-4 en casa (el día del Dinamo) y 10, que no perdían tres partidos consecutivos.Van Gaal, que se negó a realizar el balance de este primer tercio de temporada para este periódico, dice que sabe perfectamente dónde va y que está en el buen camino. Tiene buenos argumentos para defenderse: asegura que supo sólo con 15 días de antelación que iba a ser el entrenador del Barça (¿Se hubiera atrevido Núñez a echar a Robson de haber ganado también la Liga?); que se encontró con una plantilla hecha (no tiene a jugadores idóneos para su sistema); que confiaba en Ronaldo para cubrir la transición (el club, le negó 2.000 millones para renovarle y se ha gastado 9.000) y que las lesiones le han acabado de poner definitivamente la zancadilla. No le falta razón: ha tenido hasta 12 jugadores lesionados. El equipo echa terriblemente de menos a Guardiola, la extensión de Van Gaal en el campo, los pases de De la Peña y los goles que teóricamente tenía que marcar el casi inédito Anderson.

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"Tajantemente, no vendrá nadie en diciembre"

" No he podido saber aún cuál es mi equipo ideal porque ni siquiera he podido elegir", afirma el holandés. Pero, antes de esta confesión, ya había lanzado algunos avisos: dijo que el Madrid era mejor equipo que el suyo porque sus jugadores llevaban tiempo juntos (se deshizo en elogios a Raúl o Seedorf). No es algo extraño: critica los excesos de los directivos, pero, aplicando su espíritu deportivo, nunca regatea alabanzas al rival. Ya fuera en Europa -"El Dinamo me ha impresionado" o "el PSV es un gran bloque"- o en la Liga. Como el día que alabó la agresividad del Athletic o las diabluras de Juanele.

Van Gaal logró lo máximo con el Ajax y confía en repetirlo. Su dilema es una cuestión de prioridades: reproducir la escuela del Ajax en el Barça y ganar un título. Núñez, que acaba de ser reelegido, le traerá seguramente jugadores en diciembre. No contaba él con este arranque tan deslucido. Nadie sabe qué piensa. Mientras tanto, Robson (director de fichajes que no cesa de estudiar ofertas de Portugal) o el director del fútbol-base (Serra Ferrer), que completan el enrevesado organigrama, al menos públicamente, guardan silencio.

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