Túnel de quita y pon
500 vecinos despliegan un subterráneo móvil para saciar el "afán excavador" del alcalde
Medio millar de madrileños regalaron ayer un gigantesco túnel portátil al alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. La dádiva fue promovida por el Club de Debates Urbanos. Con este subterráneo de quita y pon pretenden "saciar el afán excavador del regidor y salvar las entrañas de la ciudad". La singular protesta arrancó en la plaza de Oriente, "la madre de todos los túneles", a juicio de Ricardo Aroca, presidente del Club de Debates Urbanos. Allí se regalaron gorros-túnel y se repartió papel moneda de 10.000 pesetas con la cara del alcalde madrileño. Una banda de músicos animó el montaje.A continuación se desplegó el faraónico túnel gusano, de 100 metros, confeccionado a base de tela y arcos. Detrás esperaban los impacientes coches de espuma subidosa sus conductores.
El subterráneo móvil se deslizó hasta la plaza de la Villa para ser entregado al alcalde, en un acto similar al efectuado en protesta por la instalación de los polémicos chirimbolos. "Ésta es nuestra respuesta a la obsesión municipal de hacer agujeros", decían los organizadores a través de la megafonía oficial.
Ricardo Aroca tomó la palabra para explicar, en primer lugar, varias versiones de la "pasión perforadora" de Álvarez del Manzano. "Hay varias hipótesis aunque, conociendo a muchos de ellos, es normal que quieran meterse vajo tierra, apuntó. "Como esto no se puede evitar, y para impedir que siga cargandose árboles y restos arqueológicos, y para que se acaben los embotellamientos", agregó, "vamos a regalarle este túnel movil con el que puedan desahogarse uy los demás podamos vivir en paz". "No se trata de una crítica, sino de una solución positiva para compaginar distintos intereses".
Súplicas, villancicos, versos y rezos acompañaron el final de la inauguración. "Ande, ande, ande, la marimorena, queremos el túnel hasta la Almudena", fue el más coreado.
"En Europa somos los primeros, en enterrar la pasta en agujeros". Para acabar, se decidió por unanimidad presentar el túnel a los premios municipales de arquitectura.
Cerró el acto un vecino que advirtió que en las casas colgantes de Cuenca se pretende hacer un ascensor para horadar la roca de las casas colgadas. Y la gente se fue con el estribillo: "Qué demencia, lo que hacen en Cuenca".
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