El Gobierno británico evita prohibir la publicidad del tabaco en las competiciones de la Fólmula 1

La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) recibió ayer con satisfacción la decisión del Gobierno británico de excluir a la Fórmula 1 de la prohibición total de publicidad de tabaco. Las marcas de tabaco son responsables de buena parte de los patrocinios de esta competición, hasta una cifra anual que alcanza los 140 millones de dólares (unos 21.000 millones de pesetas). La FIA amenazaba, si se cumplía la prohibición para Gran Bretaña, con trasladar buena parte de las carreras fuera del continente europeo. La FIA intenta negociar con la Unión Europea un tránsito matizado a la prohibición total, decisión. que se puede adoptar el próximo 4 de diciembre en Bruselas cuándo se reunan los ministros de Sanidad.La lucha contra la publicidad del tabaco en los espectáculos deportivos es un hecho en la Europa comunitaria. Francia y Alemania tienen ya aprobadas disposiciones al respecto, aunque éstas salvan momentáneamente el caso de la Fórmula 1. Gran Bretaña hizo ayer una nueva excepción. Sin embargo, parece evidente que en el futuro la tendencia será la exclusión total de este tipo de publicidad de los eventos deportivos. Y, en el caso de la Fórmula 1, repleta de patrocinadores que representan a fabricantes de tabaco, tendría una incidencia severa. La FIA está abierta a negociaciones. "Podemos pedir, por ejemplo", dijo un portavoz de la FIA, "que los pilotos no lleven sobre los monos o sobre el casco la más mínima publicidad de tabaco".

Pero la FIA se encuentra ante una circunstancia bien clara: el 70% de los telespectadores que siguen las carreras de Fórmula 1 no pertenecen a países miembros de la Unión Europea, donde, curiosamente, se celebran 10 de las 16 pruebas del Mundial. Para la FIA habría una solución sencilla a esta prohibición: trasladar todas las carreras a países que no pertenezcan a la UE, bien de la Europa del Este, bien de América o Asia.

La decisión del Gobierno británico ha supuesto un alivio momentáneo y, en cierto modo, una decisión contradictoria por parte de los laboristas, dispuestos inicialmente a la prohibición. La ministra de Salud del Gobierno de Tony Blair justificó la decisión de eximir a la Fórmula 1 como una cuestión "práctica", puesto que había que contemplar que la industria de la Fórmula 1 crea miles de puestos de trabajo.