Cuatro títulos clásicos del musical norteamericano coinciden este otoño en las carteleras madrileñas
Nunca ha sido Madrid una ciudad con tradición de musicales al estilo americano. Y de pronto, este otoño, coincidirán en las carteleras cuatro de estos montajes, tres de ellos de gran formato. Esto, además de los espectáculos de contenido musical que han hecho temporada corta durante el Festival de Otoño. El hombre de La Mancha, West Side story, Sweeney Todd y Los fantástikos son los cuatro títulos que permanecerán en las carteleras madrileñas una buena temporada. Los responsables de estos espectáculos afirman que la coincidencia es pura casualidad.
Los cuatro musicales que se verán en Madrid son una réplica en castellano de títulos clásicos de este género estrenados en Broadway. El director catalán Ricard Reguant, responsable de West Side story (que llega después de haber conseguido 200.000 espectadores en Cataluña), reconoce que "fúe una locura" lanzarse al mundo de los musicales. "El arranque fue criticado por todo el mundo. Decían que no podíamos aspirar a hacer lo que se hace en Estados Unidos. Pero ahora hay hasta críticos especializados en este género", expone Reguant.Respecto a la eclosión de los musicales en Madrid, dice Reguant: "No tengo ni idea de si habrá público para todos. El hecho de que coincidamos todos ha sido pura casualidad. Pero no estamos preocupados: West Side story es un gran título, una obra emblemática. Cuando las cosas están bien hechas, atraen a público, y eso beneficia a todo el mundo". La producción de este montaje costó 100 millones de pesetas. Es, además, una de las cinco versiones de este título autorizadas por Jerome Robbins, el productor, director y coreógrafo original de la obra. El estreno en Madrid será el próximo 16 de diciembre, en el teatro Nuevo Apolo.
Reguant es uno de los pioneros en este género: desde hace ocho años ha montado ocho musicales. "Llegó un momento en que quise hacer el gran musical, el padre de todos los musicales, que sin duda es West Side story", apunta Reguant. Precisamente el encontrar artistas que puedan salir airosos en uno de estos montajes ha sido uno de los problemas a los que se han enfrentado los empresarios pioneros en musicales. Porque el artista de musical tiene que cantar, bailar e interpretar. "Al principio era un problema encontrar gente para el espectáculo. Pero los jóvenes aprenden con muchas ganas", apunta Reguant.
En el caso de El hombre La Mancha, la productora Pigmalión realizó pruebas nada menos que a 700 personas. Es éste otro de los clásicos de Broadway (estrenado en 1962) cuya versión en castellano, que ha costado 400 millones de pesetas, se estrena el próximo 12 de noviembre, en el teatro Lope de Vega. Su responsable, Luis Ramírez, ha convertido este antiguo cine en un teatro para musicales. Y va más lejos: tiene en proyecto uno de los teatros más grandes de Europa para convertirlo en sede de los musicales del Madrid del siglo XXI.
"Esto va a ser una locomotora para este tipo de espectáculos en Madrid. Noto que el teatro en esta ciudad está cambiando muchísimo. En los próximos dos años se va' a dar un vuelco", comenta Ramírez.El hombre de La Mancha está protagonizado por Paloma San Basilio y José Sacristán.
La productora Pigmalión es también la responsable de Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet, que a partir del 20 de noviembre se representará en el teatro Albéniz con Constantino Romero como protagonista. "Estamos en un país con una base musical muy potente. Y también en el que no hay término medio: o se vuelca todo el mundo o no va nadie. Creo que los musicales están muy cerca de la sensibilidad de este final de siglo, porque es el único género que es para todas las edades y para todos los sectores sociales", expone Ramírez.
Hasta un teatro de pequeño formato se ha apuntado a los musicales. En la sala San Pol se representa otro de los títulos clásicos americanos: Los fantástikos. "Nos inclinamos por un musical cuando decidimos ampliar nuestra programación. Haremos espectáculos de pequeño formato, pero con calidad; no queremos competir con los grandes", expone Julio Jaime Fischtel, director de la sala.
"De repente se nos ha ocurrido a todos al mismo tiempo programar musicales. En nuestro caso ha sido para seguir entreteniendo al público con espectáculos para todas las edades. Pensamos que, faltaba en Madrid un espacio en el que se hiciera musical de pequeño formato", añade Fischtel.
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