_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cumpliendo nuestro deber

Ante el nuevo conflicto iniciado por los conductores asalariados de las empresas del sector en Francia, desde España cabe hacerse las siguientes reflexiones:1. De nuevo, un conflicto en este sector, el transporte, se convierte en un proceso de chantaje y coacción para un país (Francia) y para los países vecinos (como España), que ven gravísimamente alterada la libre circulación de mercancías. El ejercicio de un derecho reconocido, la huelga, que debe ser respetado si es ejercido de acuerdo con las leyes, siempre en nuestra actividad conculca gravemente otro derecho tan respetable como el anterior: el derecho al trabajo de los que deseen ejercerlo. Más aún, en este caso, el derecho al trabajo de nuestros vehículos, ajenos absolutamente al conflicto francés ¿Hasta cuándo se consentirán estos métodos?

2. Una vez más, el transporte de mercancías, por carretera, que ocupa en España de forma directa a más de un millón de personas, es tomado en consideración sólo en época de conflictos. Pasa, dé la noche a la mañana, de ser una actividad ignorada, cuando no culpada de todos los males relativos a la explotación de infraestructuras, de la accidentalidad viaria, a noticia de primera plana. Eso sí, resaltando sus aspectos conflictivos sobre cualquier otra consideración. Bueno será que la sociedad española sepa que en la noche del 2 de noviembre miles de conductores y transportistas españoles (¿10.000, 15.000?), con sus departamentos de control de tráficos en vela, han arrancado sus vehículos, repletos de productos hortofrutícolas, industriales, de gran consumo, etcétera para permitir el normal desarrollo de la economía española. Con el temor que supone pensar en ser atrapado por un piquete informativo en cualquier punto de las carreteras francesas, sin protección en muchas ocasiones, y con la posibilidad más que real de que la mercancía quede inservible durante la paralización. Pero debemos salir y, a pesar del temor, salimos. Y no tanto por nuestro interés en estas condiciones (¿cuántos se quedarían parados si sólo de ellos dependiera?), sino por defender los intereses de los usuarios y consumidores españoles.

3. A ver si de una vez por todas los integrantes de este sector (autónomos, empresas y asalariados), los que se sirven de él para sus necesidades (fabricantes y consumidores) y los que ostentan capacidad normativa sobre el mismo (Unión Europea, Administraciones Central y autonómicas española), nos tomamos mutuamente en consideración, cada uno en su papel, y hacemos conjuntamente una auténtica política de transportes no sólo de coyuntura, sino a largo plazo, y acabamos convirtiendo en un recuerdo (más bien pesadilla) este tipo de amargas experiencias que, sin ninguna duda, al final a nadie benefician. Ejemplos hay en este sentido en España, y es loable el esfuerzo mostrado por las organizaciones racionales del país y el Ministerio de Fomento en concreto para llevar a buen fin el Plan de Reestructuración y Modernización del sector. Pero, a sabiendas de que las guerras se ganan en tiempo de paz, pongamos todos nuestro esfuerzo en culminar con éxito planes como el citado y dejemos a los agentes sociales el resto; no como fruto de la tensión, el conflicto y la coacción, como ahora estamos sufriendo, sino como resultado de la reflexión, la negociación y el consenso necesarios. Nuestro sector, nuestra economía, nuestros ciudadanos, nuestro país, en definitiva, no se merecen menos.

Alfredo Irrisarri Castro es presidente de la Confederación Española deTransporte de Mercancías.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_