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La policía se incauta de más de 70 kilos de heroína y detiene a tres miembros de la mafia turca

Setenta kilos de heroína guardan mucha muerte dentro. Tanta que los policías del Servicio Central de Estupefacientes apenas han descansado durante el último mes para quitar de la circulación una mercancía tan peligrosa. Ayer lo consiguieron. La operación, dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, ha permitido la desarticulación de una red internacional de tráfico de drogas, la detención de tres de sus cabecillas -dos turcos y un español- y la incautación de más de 70 kilos de heroína, uno de los mayores alijos nunca intervenidos.

El valor exacto de lo incautado es muy difícil de calcular. El kilo de heroína pura cuesta al por mayor unos 10 millones de pesetas, pero una vez cortada, adulterada y convertida en dosis o papelinas, su precio se multiplica por tres o por más. Con una adulteración media, la droga intervenida por la policía habría superado los 2.100 millones de pesetas.La operación, iniciada hace más de tres meses y desarrollada principalmente en las provincias de Madrid y Barcelona, alcanzó el martes su punto culminante. A primeras horas de la tarde, los narcotraficantes fueron capturados cuando se disponían a cambiar de coche en la autopista de Martorell, a pocos kilómetros de Barcelona. Fue entonces cuando se produjo la detención. En el maletero del vehículo se encontraron 78 paquetes de heroína que arrojaron un peso superior a los 70 kilos.

Los detenidos son, según las primeras informaciones, peces gordos de la mafia turca en España. Por tanto, la operación antidroga, de la que la policía no quiso informar porque aún continua abierta, ha alcanzado de lleno el corazón de las redes de narcotraficantes que controlan el mercado de la heroína. Los dos extranjeros detenidos dependían presuntamente de Urfl Cetinkaya, uno de los mayores capos de la mafia turca.El control de la heroína

A Cetinkaya, pesadilla constante de las policías de todo el mundo, se le atribuye el control del tráfico de heroína en Holanda, Alemania y España. Afectado por una hemiplejia que le obliga a desplazarse en silla de ruedas, posee en Turquía importantes negocios inmobiliarios y varias agencias de viajes, que dirige personalmente, unas temporadas desde la clandestinidad y otras desde la cárcel.

La policía española supo en el verano de 1991 que Urfi Cetinkaya -un hombre de personalidad muy fuerte, al que veneran todos los componentes de la banda- iba a viajar a España en septiembre de ese ano para colocar personalmente en el mercado 45 kilos de heroína. En aquella ocasión, también fueron los funcionarios del Servicio Central de Estupefacientes los que le estropearon el negocio y además consiguieron echarle el guante junto a otros 11 miembros de su clan.

La policía, que empezó hace más de tres meses las investigaciones, fue estrechando el cerco cada vez más, hasta que todas las sospechas se fueron confirmando. Hace un mes aproximadamente los encargados de la investigación sometieron a los presuntos narcotraficantes a un seguimiento constante. Durante las 24 horas del día, en cualquier sitio, los narcotraficantes permanecían acompañados sin saberlo. El control de los mafiosos turcos resultó especialmente dificultoso dada su experiencia en el tráfico internacional de drogas, la gran cantidad de dinero e infraestructura que poseen y la complejidad del idioma. No obstante, los pesquisas dieron resultado. La policía estaba ayer a la espera de poder practicar alguna detención más, así como de intervenir mayor cantidad de sustancias estupefacientes.

Las diversas familias de la mafia turca, a cuya cabeza se encuentra la familia Cetinkaya, controlan desde hace varios años el mercado de la heroína en España, contando con apoyo de redes iraníes y de quinquis españoles. Los mafiosos turcos se trasladaron a España a mediados de la década de los 80 huyendo de la fuerte presión policía a que fueron sometidos en Holanda y otros países centroeuropeos, donde hasta entonces tenían establecidas sus bases de operaciones.

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