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El fiscal eleva a 98 años su petición de carcel para los acusados de descuartizar a un joyero

El fiscal elevó ayer a 98 años de cárcel su petición de penas para los dos acusados de secuestrar y descuartizar al joyero Andrés Crespo en abril de 1995. Lo más destacado del juicio contra José Roberto Morales y Alcira Susana Calvito fueron ayer los testimonios de los peritos. Dos forenses certificaron que el joyero aún vivía cuando se comenzó a trocearle por el cuello porque detectaron una hemorragia en la piel del cuello, signo evidente, dijeron, de que el corazón de la víctima latía al ser degollado. Otros peritos no corroboraron ese extremo, aunque tampoco lo descartaron.

El juicio quedó ayer visto para sentencia. En sus conclusiones definitivas, el fiscal desmontó la estrategia exculpatoria diseñada por la pareja, de nacionalidad argentina, y elevó en 14 años (hasta 98) las penas que inicialmente había pedido para ellos.Lo oído en las dos sesiones de la vista condujo al fiscal a incluir las agravantes de alevosía y premeditación en el crimen. El fiscal sostuvo que la decisión de simular un secuestro y matar al joyero la urdieron los dos "de mutuo acuerdo", mediante "un plan madurado y meditado", y que el "vil y ruin móvil" que les inspiró fue el económico. Ella le citó de noche en el chalé que la pareja tenía alquilado en La Moraleja (por 350.000 pesetas mensuales), le dieron un fuerte golpe en la cabeza y luego lo descuartizaron en una bañera, según el fiscal. Los secuestradores tenían un negocio, que cerraron por ruinoso, cerca de la joyería de Andrés Crespo, un hombre que simplemente vivía de forma holgada, según declaró su hermana en el juicio.

"Móvil económico"

Los abogados de la familia de la víctima también endurecieron su petición de penas (un total de 144 años de cárcel). "Estamos ante uno de los crímenes más horribles que se han dado en España en los últimos años", manifestó Luis María Jerez, abogado de la compañera sentimental del joyero. Los letrados de la defensa abogaron por una condena inferior a 14 años. Argumentaron que sus clientes únicamente eran autores del secuestro, pero -no de la muerte de Crespo, que atribuyeron "a un accidente".Los acusados declararon el primer día del juicio que el fallecimiento de Crespo, en el chalé que tenían alquilado en La Moraleja, "fue accidental". Y que se debió a un golpe que sufrió el joyero en la cabeza tras caerse "desplomado de una silla". José Roberto confesó que decidió descuartizar al joyero "por inercia", al creerle muerto tras el golpe. Admitió, eso si, que inició el macabro troceo del cuerpo horas después de telefonear a una hermana de Crespo para pedirle un millón de dólares de rescate. Alcira, por contra, se desentendió del secuestro y del crimen.

Declaró que, tras la caída del joyero, se tomó unos tranquilizantes y se durmió, y que, al despertar, su compañero le contó que había descuartizado a Andrés Crespo. Lo troceó en 33 partes, separando por completo la carne de los huesos. "No tengo noticias de una desmembración humana similar en España", señaló un perito.

Los policías que detuvieron a la pareja testificaron ayer. Llegaron hasta los secuestradores tras localizar la zona de procedencia de las Ramadas telefónicas que efectuaron a la familia de la víctima para el rescate. Al menos llamaron 13 veces (11 de ellas, cuando el joyero ya estaba descuartizado y enterrado en una finca de Cercedilla). La policía vigiló determinadas cabinas y les detuvo, no sin forcejeos, cuando acababan de telefonear a la familia para reclamar el dinero del rescate.

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El agente policial que dirigió la investigación expresó su convicción de que Alcira fue quien planeó toda la operación. El amor que ésta sentía por sus tres perros ayudó a la policía a localizar el cadáver. Conscientes de ese cariño, los agentes contaron a Alcira que sabían que el joyero estaba descuartizado. "Vamos a pedir una orden para sacrificar a los animales y aclarar si han comido vísceras humanas". Alcira se negó en redondo y les condujo de inmediato a la finca. No obstante, la policía conocía ya el, lugar donde estaba el cadáver. Al ser detenida, Alcira portaba un recibo del taxi en el que transportaron las bolsas con el cadáver. Los agentes localizaron al taxista y éste les llevó hasta el descampado donde días antes, y de noche, había llevado a una extraña pareja con bolsas.

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