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Tribuna
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El futuro

Mientras el posmodernismo en el arte (la pintura, la escultura, la arquitectura) ha sido en estos años una melancolía del pasado, la ciencia ficción ha actuado como la gran nostalgia del, futuro. Gracias a la ciencia ficción, el porvenir no necesitaba llegar más tarde ni los interesados aguardar mucho. La ciencia ficción, desde que se fundó, ha resuelto la desazón hacia lo desconocido conjurando la prisa o el temor mediante entregas recreativas y traduciendo, de paso, la posible amenaza en ilusiones. La anticipación y la fantasía han producido un benefactor equilibrio entre los saltos del tiempo, pero, además, han favorecido un arte tanto más valioso cuanto más fantasioso, puesto que no hay nada que perjudique más a una historia de ficción que dejar entrever su lazo parvulario con lo existente. El futuro, para ser de verdad, debe ser hijo absoluto del futuro. O bien: el futuro perfecto es aquel que brota del futuro del futuro.El futuro del futuro es el título de la exposición que presenta en su séptima edición Art Futura en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Los artistas participantes dan la franca impresión de haber frecuentado los ambientes del porvenir y regresar provistos de visiones y artefactos de primera mano. Lo que hacen no es ni parece ya ciencia ficción. Todo lo expuesto es directamente una feria de muestras de lo que existe más allá y se disfruta en aquel verídico paraje del tiempo. Más aún: quienes viven entre estas creaciones virtuales, electrónicas, infográficas, telemáticas, no son actualmente, en cuanto artistas, lo que eran. Pero tampoco lo son en cuanto seres humanos. La muestra Art Futura viene a provocar sobre el visitante el efecto que siempre ha soñado la verdadera creación: cambiar el pensamiento, cambiar el corazón, cambiar, en suma, la vida de quien se ponga a mano.

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