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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Futuros irlandeses

LA BREVE entrevista mantenida el lunes por Tony Blair y Gerry Adams en Belfast, en el marco de las conversaciones de paz para Irlanda del Norte, es la primera entre un representante del brazo político del IRA y un primer ministro británico celebrada desde las conversaciones de octubre de 1921: la negociación de la que salió el tratado que consagraba la división de la isla y daba lugar al nacimiento del Estado Libre de Irlanda. Setenta y seis anos y miles de muertos separan ambos octubres.La fragilidad del proceso emprendido se manifestó en los abucheos de que fue objeto Blair, tras la entrevista, por parte de simpatizantes unionistas. Éstos consideran que las concesiones hechas a los republicanos, incluso después de que el IRA rompiera la tregua, auguran un desenlace en el que Londres pasará por encima de los intereses de la mayoría protestante. Las declaraciones de los líderes republicanos radicales no ayudan a despejar esa prevención. Un influyente dirigente del Sinn Fein, Martin Meeham, declaró recientemente que si las conversaciones no conducen a "una república socialista unida" volverá la lucha armada. El propio Adams, en entrevista a EL PAÍS, rechazaba hace 10 días la posibilidad de hacer pasar a segundo plano, en aras de un acuerdo de convivencia, el problema de la reunificación.

Lo que se negocia en Belfást es un nuevo marco institucional que permita un embrión de Gobierno compartido de las dos Irlandas. De acuerdo con la propuesta conjunta de Londres y Dublín, se crearía un Parla mento de Irlanda del Norte y un organismo consultivo integrado por representantes de ese Parlamento y él de Dublín que se relacionaría directamente con la, Unión Europea y cuyo objetivo sería coordinar las políticas de Norte y Sur en materias como educación, economía, tu nsmo y servicios sociales. Las negociaciones deben precisar ese acuerdo, con el compromiso de que el resultado final será sometido a referéndum de la población de Irlanda del Norte. En resumen, se trata de ensayar un sistema que, sin resultar plenamente satisfactorio para ninguna de las dos comunidades, permita su conviven cia pacífica y no cierre el paso a ninguna solución. No se trata, por tanto, de resolver el problema de fondo, el de la soberanía, sino de establecer cauces que permitan se guir discutiéndolo de manera pacífica. Porque, como dijo Blair tras su encuentro con Adams, "la alternativa es la vuelta de la violencia y el odio".

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