Espanyol para siempre
El club consuma su catalanización, pero se resiste al cambio de nombre
Y después de pasar de la ñ a la ny su nombre seguirá siendo Espanyol o acabará siendo, por ejemplo, Olímpic de Catalunya. La mascota, la catalanización del nombre, el escudo, el himno, las campañas para captar nuevos socios y simpatizantes, el campo, la posible entrada en bolsa... El Espanyol se aproxima a la celebración de su centenario -coincide con el cambio de milenio-, experimentando una metamorfosis sin precedentes.En 1994 creó una mascota -Pericu-, un año después catalanizó su nombre -la ñ pasó a ser ny- y cambió su escudo en el que además de hacerse unos retoques a la corona se añadió "de Barcelona" a la inscripción RCD Espanyol. Mañana, con motivo de la visita del Compostela al estadio olímpico de Montjuïc, estrenará la letra de su nuevo himno que, de hecho, es el mismo que hasta ahora pero íntegramente en catalán y borrando de su letra la palabra Sarrià.
Los cambios son vistos como una manera de combatir una opinión generalizada entre los seguidores del Barça para los que el Espanyol representa el espectro del centralismo en propia casa.
La voladura el 20 de septiembre del estadio de Sarriá, vendido por la directiva para poder enjugar una deuda de más de 10.000 millones de pesetas, el relevo en la presidencia del club y el traslado al estadio olímpico de Montjuïc han estimulado el debate sobre los cambios que se han producido y sobre todo de los que se pueden propiciar. Uno de ellos afecta al nombre del estadio, de propiedad municipal y por el que el Espanyol paga un alquiler de 30 millones de pesetas anuales, que algunos desean que pasara a llamarse Olímpic de Catalunya.
Pero la espoleta de la controversia se desprendió cuando en los mentideros surgió la posibilidad de que la directiva pudiera estarse planteando cambiar el nombre del club. Un selecto grupo de socios, a pesar de que el presidente Sánchez Llibre desmintió que se planteara el cambio de nombre del club, dejó diáfana su posición: se puede transigir con los cambios de imagen, pero no con el del nombre.
Fernando Martorell, ex presidente del club, expone: "Todos saben que si el club se llama Espanyol es por oposición al resto de equipos fundados por extranjeros y no por anticatalanismo. Una cosa es catalanizar los símbolos y el club y otra muy distinta cambiarle el nombre".
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