Un hombre muere de una puñalada tras defender a su cuñada del acoso de un vecino

El presunto agresor, al que llamaban los vecinos barbudo o pirado, llevaba varios días detrás de Vito, una joven empleada de una peletería de Arganda, cuñada del fallecido. La seguía cuando echaba el cierre de la tienda. Vitoria estaba asustada. Ayer volvió a sentir el aliento del hombre camino de su casa. Llegó aterrada a su domicilio y contó que el mismo hombre de siempre la seguía con comentarios impúdicos. Su cuñado, Ismael, y su padre bajaron a la calle y se toparon con el supuesto homicida. Tras un cruce de palabras y golpes, el hombre sacó el estilete y se lo clavó a Ismael en el corazón. Luego amenazó con su cuchillo a todos los que le rodeaban. "Una decena de vecinos le acorralábamos, pero no soltaba el arma. Le decíamos vale y él parecía más rabioso y gritaba", explicó uno de los testigos de la tragedia. Un hombre cortó la rama de un árbol y dio varios golpes al supuesto agresor. Este cayó al suelo. De inmediato se levantó y volvió a conminar a los que le cercaban. "A mí me tiró un tajo y me pasó rozando", explicó anoche Andrés. Fueron momentos tensos. Nadie podía con él, hasta que llegaron los agentes. Al final, un policía se abalanzó sobre el agresor y le tiró al suelo. Fue esposado y trasladado al puesto de la Guardia Civil. Algunos de ellos intentaron seguir al detenido para lincharle.Al presunto criminal le imputan decenas de actos obscenos. "Le habíamos denunciado sin parar", relataba Maribel. "A mi hija no paraba de seguirla y decirla que le chupara, sabes", explicó otra vecina. "Nos tenía a todos en vilo y nadie hacía nada por meterle mano", dijo otra vecina. Una hermana del supuesto agresor explicó que intentó sin éxito que le tratasen en un centro psiquiátrico, según los vecinos. "La juez", explican los amigos de la víctima, "no había podido hacer nada contra él porque nunca se había comprobado que llegase a abusar de los menores".

La víctima, que tenía un hijo de dos años, trabajaba en una fábrica de Arganda dedicada a artículos navideños. "Se ha ido uno bueno y queda uno malo", señaló María Rosa, una vecina del fallecido.