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LA BODA REAL

La Barcelona más vieja se viste de gala

La infanta Cristina vuelve a Ciutat Vella, donde trabajó cuatro años, para casarse en la catedral

Enric González

La Ciutat Vella de Barcelona es un punto del cosmos en el que se comprimen siglos de prosperidad y siglos de penuria, palacios y chabolas de varios pisos, la luz más gloriosa y la humedad más oscura, el mar y la tierra, la historia y el olvido. El Ayuntamiento ha aireado, esponjado y peinado la zona durante estos últimos años, y en el removido humus urbano han crecido museos modernos, hoteles de lujo y otras maravillas. Queda el material humano: el indígena, que lo ha visto todo en la vida, y el foráneo que, en multitud, ocupa el barrio en horas laborales, comerciales y festivas. Durante cuatro años, hasta el pasado junio, la infanta Cristina formó parte de quienes trabajan en Ciutat Vella. Mañana vuelve para casarse. Y el barrio se viste de boda para acompañarla.La Fundación La Caixa estuvo en lo alto de Via Laietana hasta principios de verano, cuando se trasladó a las torres negras de la Diagonal. Cristina de Borbón trabaja en esa fundación como organizadora de exposiciones fotográficas y, hasta el traslado -que le dejó el empleo casi al lado de casa- fue casi una más entre las unidades laborales y consumidoras que se adentraban cotidianamente en el barrio. "Era casi una clienta normal, que venía con compañeros o amigos y pedía el menú o, si se trataba de platos de mucha carne, una ensalada", explica el responsable de un bar-restaurante.

La Via Laietana es uno de los dos grandes vomitorios barceloneses hacia el mar. El más vistoso y conocido son las Ramblas. El otro, Laietana, automovilístico, ruidoso y áspero, con flancos oficiales -la Jefatura de Policía y la sede de la patronal catalana- y oficiosos -la catedral y el mercado de Santa Caterina-, restaurantes gallegos y cafeterías remozadas, vivirá mañana, al paso de la comitiva nupcial, un momento de triunfo. La empleada de la Caixa, casada y duquesa, descenderá y ascenderá el sábado la Via Laietana en coche descubierto.

"Estas cosas siempre sirven de algo. Asfaltan una calle, repintan otra, quitan por una temporada al drogata de la esquina... Y será un día muy bonito", afirma doña Amparo, una jiennense que ha vivido "desde siempre" en la calle Alt de Sant Pere y, que se siente "ilusionada, porque los dos son muy majos", por el enlace entre la Infanta e Iñaki Urdangarín. "Asfaltan una callejuela, porque la pisará la comitiva, y dejan intocada la de al lado. Lo arreglos, la verdad, son muy relativos", comenta un arquitecto con despacho en el barrio. Ciutat Vella será el epicentro de la ceremonia matrimonial. Para lo bueno y para lo malo. Para la fama televisiva, para la limpieza, para el extraordinario despliegue policial y para los cortes de tráfico. Aunque no se han tapado algunas de las cosas que, por una u otra razón, alguien pensó en ocultar (como el viejo cine Princesa, escenario de un violentísimo desalojo de okupas), se le ha dado un avío al conjunto y, en último extremo, serán las cámaras las que elijan lo más vistoso de un barrio cuyos rincones más prodigiosos suelen ser los más recónditos.

"Nos involucramos y entusiasmamos más con los Juegos Olímpicos, la verdad. Esto ha sido organizado desde arriba y las mejoras que pueda aportar, como la pintura nueva y los parterres de flores blancas, serán efímeras. Pero cada uno hará lo que pueda", comenta Miquel Pallés, propietario de la floristería La Carolina. La vida cotidiana quedará suspendida durante unas horas y quien no sienta vocación de vitoreador o de televidente y quiera mercado, que cruce la frontera de las Ramblas y vaya a la Boquería.

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