Un insulto de 40.000 duros
Un aficionado del tendido 7 de Las Ventas, condenado por llamar "tonto" al presidente
Salvador Valverde, de 29 años, fervoroso aficionado del tendido 7 de Las Ventas, tendrá que abonar una multa de 200.000 pesetas por llamar "tonto" al comisario de la corrida de toros que se celebró en el coso madrileño el pasado 26 de mayo, durante los festejos de San Isidro.
El juez José Antonio Enrech le ha impuesto 40.000 duros de multa por "injuriar" en voz alta y delante de una "gran concurrencia" al comisario de ese festejo, Luis Torrente Pérez.
Valverde, habitual del popular tendido 7, se levantó malhumorado, giró la cabeza hacia Torrente y gritó: "Tonto, tonto", según explica el juez en la sentencia. Ese día, en el palco, cerca de Torrente, también estaba el rey Juan Carlos.
No es la primera vez que Valverde se topa con los jueces por similares ligerezas verbales contra un responsable taurino. El año pasado, una juez le impuso otros 40.000 duros de multa por "mandar a fregar" a la veterinaria de la plaza, Begoña Pérez. Valverde no da crédito a la sentencia: "Voy a recurrirla; me parece una pasada", declaró ayer. "Es tradicional en Las Ventas", explicó, "que alguien grite un nombre, el que sea, y que 300 personas suelten, al unísono, eso de tonto. Yo, simplemente, fui uno de esos 300 aficionados. Me parece injusta la multa, que, además, no se adecua a mi economía".
El juez deslinda en su sentencia el derecho a la crítica del mero insulto. Recuerda que Valverde, en un momento en que la plaza estaba casi en silencio, soltó una "expresión peyorativamente negativa" a una persona investida de una cierta autoridad". Una "falta de consideración" que . efectuó "con publicidad". Sus. insultos, señala el juez, "van más allá de una crítica razonable, y no deben encuadrarse dentro de la libertad de expresión o la crítica profesional". Admite Enrech que la crítica de los periódicos, un día después, también fue "demoledora" con la corrida y sus organizadores. Rememora la de El PAÍS, que indicó que los toros sólo servían "para estofados", y la de El Mundo, que tachó "de incompetente" al comisario. El juez deduce de estos comentarios "que existe un ambiente" alrededor de este tipo de espectáculos "poco edificante", y, en cierto modo, "salido de control y de civismo".
Valverde, en el juicio, negó haber llamado "tonto" a Torrente. Y presentó siete testigos para corroborarlo. El comisario sólo presentó uno, el delegado de la autoridad. Sólo uno, aunque, a juzgar por la sentencia, fue más convincente y no expresó dudas de que el potente grito de "tonto, tonto" que salió aquel día del tendido 7, aunque diluido entre el murmullo de la masa, emergió de la garganta de Valverde.
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