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VUELTA 97

Empieza la última motaña

Van Bon gana tras una escapada en la que estuvieron Galdeano y García Acosta

Terminó el enlace entre las cumbres y, como suele suceder, nada pasó para la historia. Hoy empieza la última montaña y se abren, aunque parezca poco, las posibles variantes a lo que ya parece establecido. El suizo Alex Zülle y a ONCE se aprestan a defender su liderato ante el acoso principal de Fernando, Escartín y el Kelme. La última misión imposible con el previsible acompañamiento de José María Jiménez para salvar el honor del Banesto.Las etapas llanas o, como se dice en ciclismo, de transición tienen sólo dos lecturas. Las que habitualmente, en su mayoría, se deciden al sprint, o las que escapan al control del pelotón y muy especialmente de los equipos que tienen interés en las llegadas en grupo porque cuentan con velocistas para lanzar en la recta final. Ayer sucedió lo segundo. Ni el Mapei ni el Festina pudieron soñar unos minutos con que se repitiera el duelo Svorada-Wust. Las fuerzas en la última semana de carrera están demasiado gastadas y repartidas como para controlar durante 183,7 kilómetros a los 129 supervivientes de la Vuelta (ya ha habido 69 bajas). Nada más darse la salida se rompió todo y siendo tan llano el trazado, también sucedió la variante lógica: nada de escapadas solitarias, sino de más de edia docena de hombres y de los equipos que aún no habían ganado nada para aprovechar una de las últimas oportunidades. Por eso, pese a las piernas cargadas, se voló en muchos momentos a más de 50 kilómetros por hora. La primera salida, completamente italiana, terminó de forma casi mafiosa cuando prometía mucho más, pues no ofrecía peligro alguno. La segunda, en cambio, con alguna presencia molesta, funcionó. Y el holandés Van Bon (Rabobank) obtuvo un triunfo sin más historia que para él mismo.

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El ataque inicial italiano fue espectacular. Piccoli (Brescialat), el único que repetiría, Gorini (Aki), Bettin (Refin), Nardello (Mapei), Roscioli (Asics) y dos hombres del Scrigno, Guidi y Conte.Tras la meta volante del kilómetro 84, se unieron nueve hombres y al menos se metieron dos españoles: Galdeano (Euskastel) y Txente García Acosta (Banesto), el ganador en el Naranco. Del resto, además de Piccoli, el único relativamente peligroso era el veterano Chiappucci (Asics), situado a 17.22 minutos. También estuvieron Brochard (Festina), sustituto de Wust en otro estilo, Ekimov (US Postal), Van Bon (Rabobank), y dos hombres del Refin, Colagé y Ouslamine.

Como si de una contrarreloj por equipos se tratara (y el ruso Ekimov, campeón olímpico y mundial lo sabía mejor que nadie) se relevaron muy bien y en menos de 50 kilómetros llegaron a tener 10 minutos y medio de margen. Pero Chiappucci era demasiada amenaza en la general para hombres del Kelme como Heras y Serrano, o Clavero, del Estepona. Por eso se produjo el primer acuerdo y ambos equipos trabajaron para dejar la diferencia en los razonables 4.28 minutos de la meta. El segundo acuerdo fue el de los dos españoles para tratar de sacar oro de donde no había. A 5 kilómetros del final atacó García Acosta, pero el terreno no era el del pasado sábado y los restantes ocho hombres volvieron sobre él. La segunda pare del trato era que nada más terminar su salto lo intentara Galdeano. Y así lo hizo. Se le unió el astuto Chiappucci y ambos pudieron llegar solos, pero detrás Ekimov puso su ritmo. Los más rápidos se disputaron entonces la etapa y Van Bon remontó a Brochard.

En cualquier caso, las últimas cosas senas que pueden pasar aún en esta Vuelta descafeinada, empiezan hoy. Los clásicos altos de Navacerrada (subida desde Segovia) y los Leones (hacia San Rafael) pueden ver la penúltima gran batalla montañosa antes de la tachuela a cinco kilómetros de Los Ángeles de San Rafael que producirá diferencias, sin duda, aunque sean mínimas. Será también la penúltima ocasión del Kelme y Escartín para atacar a Zülle. Y Jiménez, o el Banesto, por el medio para salvar el honor.

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